La edad de bronce de Usain Bolt

Lo ha vuelto a hacer en otro visto y no visto (bajar de diez segundos), pero ya no le ha dado para ganar. Suyo es el bronce en los Mundiales de Londres 2017, su primer bronce. Que esa presea no se hizo para él.

Otra sorpresa más, el tercer cajón del podio de este increíble Bolt, en alguien que no ha corrido nunca solo para ganar sino para transportarse hacia la felicidad de los eternos. Y lo ha conseguido aunque alguien le recuerde esta noche amarga en Londres. Un mito que dejará la competición en su zona noble pese a todo y a falta de que todavía corra el 4x100 con Jamaica en estos Mundiales.

En Londres, Bolt ha demostrado a sus 30 años que esa forma sin concesiones de correr desde atrás, con una zancada que aprovecha el impulso de su gigantismo, ya no seguía tan vigente. Le pudo un nuevo, Christian Coleman, y otro de siempre, Justin Gatlin, campeón mundial a los 35 años, otra gesta marciana. Bolt podría aguantar hasta Tokio 2020. Por físico no sería. Pero prefiere irse de fiesta, probar con el fútbol (querer es poder, ojo) y comer sin remordimientos sus ya famosos ‘nuggets’ de pollo. El descanso del guerrero.

La búsqueda de un sustituto parece lo prioritario ahora en esa tendencia, en realidad autodestructiva, de la fugacidad actual a lo Snapchat. Porque Gatlin también se merece el retiro dorado, que fue oro en Atenas 2004 y corrió como si tal cosa trece años después. Christian Coleman, André de Grasse, Raheem Chambers y otros niños prodigio se podrían disputar próximamente la calle de Bolt. Casi sin tiempo a disfrutar de su legado. Pero sería más fácil asumir de una vez por todas que no tendrá sucesor. Es imposible. Que Bolt solo ha habido uno. También en la derrota.