8. Líder

El mate de Pau ponía el 80-75 en el marcador, a falta de apenas 4 segundos para el final. Millones de españoles derramaban una lágrima al unísono, mitad orgullo, mitad emoción. Esa última canasta simbolizaba el eterno culto a un gran líder, uno de esos deportistas que salen cada dos o tres décadas.

El líder verdadero de este equipo sumaba su punto número 40 y consumaba su venganza contra los galos, que un año antes nos habían privado de jugar la semifinal del mundial en casa. Una actuación sublime de un tipo ejemplar. Una actitud exportable a miles de chavales que debieran aprender que no hace falta hacer la cucaracha después de cada canasta, ni reventar la moda a base de peinados imposibles. Una saber estar y una legítima ambición a ganarlo todo que llevó a Pau a desvelar ante los micrófonos que a sus compañeros, con el cuerpo aún molido por cada golpe recibido, les había dicho que la victoria estaba genial, pero que ahora había que ir a por el oro. Profesores de gimnasia, de ética, de religión, de lo que sea: ¡pongan a los chavales el vídeo del partido!

Subidos a los hombros de Pau, más decisivo que nunca, España supo campear el temporal durante un partido muy difícil de jugar. La clave era estar a tiro en la recta final del partido, en los últimos tres minutos. Jugar en casa es un arma de doble filo, de manera que cuando España hizo un parcial de 8-0 y se puso a tiro de piedra, al equipo de Collet le empezó a temblar la muñeca. El triple de Batum, horriblemente defendido, fue un jarro de agua fría tremendo. No conviene darle al enemigo segundas oportunidades.

Y sin embargo. ya en la prórroga, la fe de este grupo de irreductibles hispanos se mantuvo firme, incluso cuando Francia se puso por delante de nuevo. Todo estaba bajo control, incluso a pesar de alguna decisión arbitral de difícil justificación. Estaba Pau, secundado por un genio barbudo capaz de divertirse con 26000 espectadores chillando cada posesión. Y estaba Llull, que se vació en defensa. Y estaba Rudy, que se dejó lo que le queda de espalda. Y cada uno aportó lo que pudo, aunque como en el caso de Mirotic, tuviera un día gris. Si el líder cree, debieron pensar, es que es posible. Aquí nadie se puede esconder, con semejante lugarteniente al mando.

Le quedan fuerza a nuestros corazones para jugar con fuego un rato más, disfrutando de la clasificación olímpica y empujando para conquistar otro oro europeo. Fríamente no sé si seremos el mejor equipo del campeonato, pero de lo que estoy seguro, es que tenemos al mejor líder del Eurobasket. Millones de gracias Pau. Gracias por tanto.