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Tour de Francia 2017: El porqué de ese segundo que separa a Mikel Landa del podio

Adrián G. Roca

Actualizado 22/07/2017 a las 18:45 GMT

Mikel Landa se quedó a menos de un segundo de ser tercero en este Tour de Francia 2017, de tener una foto histórica en el podio de los Campos Elíseos junto a su compañero de equipo y campeón, Chris Froome. El francés Romain Bardet salvó el puesto de honor por la menor diferencia de la historia de la carrera. Un maldito segundo que también tiene una explicación.

Mikel Landa, en la contrarreloj del Tour de Francia 2017

Fuente de la imagen: Getty Images

La distancia exacta que separa a Mikel Landa del podio del Tour de Francia 2017 no es un segundo. Son exactamente 85 centésimas de segundo según el cronometraje oficial de la carrera y es la menor diferencia desde que se miden las centésimas de segundo. No puede haber error posible, ya que la tecnología utilizada actualmente es tan sofisticada que lo mide absolutamente todo.
Es duro, muy duro para el ciclista vitoriano y también para el ciclismo español, que no ha tenido ni una sola victoria en este Tour de Francia y que ha visto cómo Alberto Contador siempre quiso y nunca pudo luchar por la general o ganar posteriormente una etapa. Y que también asistió hace ya tres semanas a las desgraciadas caídas en la primera etapa de Alejandro Valverde y Ion Izagirre, los otros candidatos nacionales a alzarse con triunfos de etapa y de estar muy arriba en la general.
Clasificación general - Etapa 20 | Tour de Francia
Ese segundo o mejor dicho, esas 85 milésimas, que separan a Landa de Bardet no son más dolorosas por la sequía española en Francia, sino porque esa ridícula diferencia se podría haber limado en cualquier otro momento. Desde Düsseldorf hasta el estadio Velodrome de Marsella, ya que en los Campos Elíseos no habrá ningún tipo de batalla al no haber tiempo en los esprints intermedios y al ser una jornada reservada a la gloria del vencedor y a que los esprínters disputen la llegada más prestigiosa que existe en el ciclismo.
¿Qué hubiera pasado si a falta de veinte metros para su llegada un Bardet completamente roto se hubiera sentado y no hubiera esprintado hasta el final? ¿Y si Mikel hubiera arriesgado más en alguna curva en esta crono? ¿Y si el vitoriano hubiera pugnado por ganar la etapa o coger bonificación el día que se fugó junto con Contador? ¿Y si hubiera seguido intentándolo en solitario camino del Izoard? Basta de hacerse preguntas, porque ni él ni nadie encontrará la respuesta adecuada.
La nueva gran esperanza del ciclismo español achacó ese segundo a mera falta de experiencia, y no a ninguna mala suerte. Pero quizá él y otros tantos se acuerden de la sanción de veinte segundos que no recibió Bardet por avituallamiento ilegal (la misma que sí pusieron a Rigo Urán y que al día siguiente le fue revocada). Hasta la polémica cabe en este segundo que le ha dejado fuera del podio de París.
Romain Bardet, sin embargo, sí ganó hasta 14 segundos en bonificaciones en meta. Sin ellas -y es un asunto muy discutido en el ciclismo actual- esta noticia jamás se hubiera firmado y se estaría contando la gesta de Landa en París, subiendo al podio como gregario.
Alberto Contador sabe lo que es no ganar esta temporada la Vuelta a Andalucía, la del País Vasco y la París-Niza por un segundo o menos. Un consuelo innecesario para Landa, pero un consuelo al fin y al cabo. Porque lo realmente duro es haber sido y parecido más fuerte que tu jefe de filas durante todo el Tour y no haberlo podido poner en práctica.
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