Blog Brotons: El secreto que esconde Del Bosque

Asistimos en estos momentos al descuartizamiento público del seleccionador nacional Vicente del Bosque. No alcanzar los objetivos en el mundial de Brasil o en la Eurocopa de Francia son los motivos para pedir su dimisión. El técnico ya anunció que después de esta aventura francesa dejaba el puesto: “Hemos llegado al kilómetro final. Llevamos aquí ocho años. Como diría Luis Molowny, de vez en cuando hay que remover la tierra” palabras pronunciadas en la entrevista publicada en Eurosport a mediados de marzo. Si no se va me costaría entenderlo.

Ahora hemos conocido la fidelidad que le profesan los jugadores y que le han comunicado al presidente Villar. El respeto, cariño y admiración incontestable al seleccionador ya era sabido. Escribo esto porque creo que a veces los futbolistas parecen alienígenas que acaban de aterrizar en un mundo que desconocen. El hecho de que ayer Del Bosque, por primera vez en muchos años, enviara whatsapps privados a varios de los que han estado con él en Francia dándoles las gracias por su entrega y su esfuerzo, deja entrever una despedida anunciada.

Me cuenta mi amigo Roberto Gómez, muy cercano siempre al seleccionador y al presidente Villar, que Iniesta y Piqué han ido estos últimos años a la selección porque estaba Del Bosque. Parece que alguno hubiera renunciado por el trato recibido por la afición. El buen hacer del salmantino ha permitido mantener el grupo y parte de aquel equipo ganador. Me cuesta aceptar que esto sea cierto, pero debe ser verdad sabiendo que Vicente antepone siempre la persona al futbolista.

Por ese motivo creo que Del Bosque ha cometido dos errores como seleccionador en esta Eurocopa y no hablo de ausencias en las convocatorias o de cuestiones técnicas. Me refiere a su trabajo como pacificador. El escándalo mediático protagonizado por De Gea y la puñalada trapera de Pedro son dos situaciones que se han tratado con excesivo cariño. Ni el portero debía seguir en la concentración, ni el delantero merecía un minuto de juego después de su deslealtad.

Vicente es un tipo sabio, honrado, honesto. Demasiado buena persona para un mundo lleno de hienas y chacales, incluidos algunos medios de comunicación que se mueven más por intereses de clubes que por la ética periodística. Los francotiradores que acechan a Del Bosque han crecido en los últimos años. Iniciaron la persecución los abducidos por el florentinismo, ahora se han unido a ellos los agraviados por el caso Alcácer y los afectados por la no convocatoria de Torres y Saúl.

La persecución es implacable y roza la grosería, el mal gusto y la falta de educación. Siento un agradecimiento eterno a Vicente y a muchos de los jugadores que nos han dado lo mejor del fútbol español en estos últimos ocho años. Los que peinamos canas nunca creímos que España levantaría una Copa del Mundo y dos Eurocopas. Éramos gente que se había acostumbrado a llegar a los cuartos de final.

Solo me queda desvelar el secreto que guarda Del Bosque y que le impide decir con claridad que se quiere ir. Villar le tiene secuestrado, no deja que se vaya. El sentido de posesión que el presidente ejerce sobre el técnico es casi enfermizo. La razón es muy evidente, Vicente ha conseguido ser Campeón del Mundo y de Europa sin levantar la voz, gestionando un grupo de egos con mano izquierda, apagando fuegos constantes y haciendo de la selección un equipo admirado y valorado. Villar no cree que haya nadie mejor que Del Bosque para dirigir ese grupo, al margen de los resultados.

Ha llegado el momento de exigirle a Villar que evite el sufrimiento al hombre bondadoso y le deje marchar. Me cuentan que el presidente, que se reunió ayer tarde con el seleccionador y le aseguró: “Vicente, lo que tú decidas se hará”. Del Bosque en marzo ya sabía que quería marcharse: “Hemos cumplido sobradamente y hay que dar paso a otra gente, a otras ideas”.