Blog Brotons: Luis Enrique reza por Messi

Muchos periodistas y aficionados se preguntan en Barcelona si se puede sobrevivir a la lesión de Messi. No solo se refieren a las tres semanas oficiales de baja medida, también se plantean las posibles recaídas a lo largo de la temporada. La preocupación se ha instalado en el universo culé y hay que entenderla como lógica. Tener que sobrevivir sin el mejor jugador del planeta durante los próximos partidos, incita al nerviosismo.

Messi es mucho más que el juego y el gol. El mejor jugador del mundo es la brújula que indica los cuatro puntos cardinales. Leo es la seguridad, el faro que impide acabar con el barco varado o destrozado en los acantilados. Asegura la tranquilidad para todos, incluido el entrenador. ¡Pura felicidad! La lesión del argentino ha vuelto a reavivar un interesante debate: ¿Existe la Messidependencia?, ¿Puede el Barça sobrevivir sin su oráculo?

Puede y debe. Messi es un plus, pero el equipo azulgrana tiene un estilo propio. Le pregunté a un prestigioso entrenador de fútbol la trascendencia del estilo de juego de un equipo y me dijo que: "Sirven, entre otras cosas, para que cualquier adversidad o contratiempo encuentren un andamio que impida la caída. ¿Pero no son los jugadores los que hacen un estilo?, le seguí preguntando. "Así es", me respondió. "Pero los hacen alrededor de una idea sellada y certificada", sentenció.

Pienso en las dos respuestas y deduzco que el equipo de Luis Enrique perderá sin Messi un elevado grado de notoriedad creativa y, que por lo tanto, el paraíso futbolístico será mucho más inquietante. Ahora bien, si el juego del Barça se vulgariza en exceso sin su "Dios" será debido a que nos han contado algunas mentiras con respecto a todo lo que tiene que ver con la identidad y el patrón de juego que ha servido para que sea el más fiable de Europa.

En mi opinión, el estilo del Barça no es el de Messi. Él lo engrandece mejorando el rendimiento de sus compañeros y las prestaciones de todos, le da algo que los demás equipos no tienen. Leo crea el fútbol cada vez que pisa un terreno de juego. Con su presencia se alcanza la mejor esencia del juego. La identidad futbolística de la que viene presumiendo el Barça desde hace tiempo no la creó el argentino, es anterior a él.

Toda incertidumbre guarda una amenaza, pero si esa preocupación lógica que ha generado la lesión de Messi se puede aislar, los aficionados culés encontrarán motivos para vencer al miedo. Puede producirse una pérdida de espectáculo, pero no de resultados. Sin Leo todas las miradas apuntan a Neymar como el recurso alternativo, que no al sustituto del ídolo. La temporada pasada el brasileño ya se puso la túnica y logró con la inestimable ayuda de Luis Suárez, que el Barça no se quedara sin respiración los dos meses en los que Messi estuvo convaleciente.

Seamos justos. Luis Enrique vuelve a tener un examen que evaluará su capacidad como entrenador. Ante situaciones complejas, no hay nada que castigue tanto como las dudas. El técnico debe reducirlas con acciones y alineaciones simples que ayuden al grupo a sentirse menos expuesto. El objetivo es conseguir que el equipo no añore la presencia de su estrella, deben sentirse menos solos. En Luis Enrique está la responsabilidad de que la mitad de la incertidumbre que va a provocar la ausencia de Messi, pueda quedar resuelta.

La otra mitad tiene que ver con los beneficios de tener una identidad y agarrarse a ella más que nunca. ¿Hay paraíso sin Messi? Mis propias contradicciones, siempre tan humanas, me impiden hacer de juez y dictar una sentencia. Tan solo sé que el Barça puede y debe sobrevivir sin "Dios". Confiemos en los hombres.