Blog Brotons: Luis Enrique y la teoría del caos

Luis Enrique se ha ganado por insistencia el título de "amotinador sin causa" Tropezar dos veces con la misma piedra puede deberse a dos cuestiones: torpeza u orgullo. Algunos entrenadores, es el caso que nos ocupa, no han entendido que ellos no ganan partidos, aunque si los pueden perder. Me cuesta creer que Luis Enrique sea torpe, más bien se trata de un tipo al que su orgullo enfermizo le pone delante de una torpeza que le devora.

¡Luis Enrique de mi vida!, ayer volviste a demostrar que eres un entrenador fiel. Pero fiel a ese orgullo que te coloca delante de una monumental torpeza, fiel a esa obsesión tan tuya de ver fantasmas en el sitio equivocado. Eres un entrenador atormentado. Los fantasmas más peligrosos, son los que no te dejan pensar con la lucidez necesaria. Tu orgullo siempre gana, aunque el equipo pierda. Vas a caballo y vuelves andando con la cabeza gacha.

Es imposible acudir a una obra de teatro y que al levantar el telón los actores estén todavía a medio vestir. Eso fue lo que le pasó anoche al Barça en Turín. Ni había argumento, ni 4-3-3, ni 3-4-3, ni nada que se le parezca. El Barcelona se plantó en el campo “esparcido”, como los niños juegan en el patio del colegio: juntos y revueltos. La pesadilla de París había vuelto.

El caos casi siempre tiene que ver con la falta de orden. Sin orden el talento queda reducido a una virtud sin posibilidad de utilización. Todo se vuelve previsible y acaba por fagocitar al grupo. ¡Luis Enrique de mi vida!, ¿en qué demonios pensabas cuando decidiste alinear a Mathieu? ¿De verdad pensabas que la consistencia defensiva pasaba por volver a tropezar dos veces con la misma piedra? ¿No hay más laterales en el club? ¿Qué ha pasado con Jordi Alba?

Va a ser complicado que el jugador francés vuelva a vivir los cuarenta y cinco minutos más angustiosos de su vida profesional. Hasta los analfabetos futbolísticos vieron como Mathieu se había convertido en el flanco débil de un equipo que como los toros mansos, se aculó en tablas. La decisión técnica colocándole de lateral le metió en un lio, a él y a todos los compañeros que le prestaron auxilio.

Jugar mal no tiene por qué ser grave si el rival te lleva desde su superioridad al mal juego. Lo grave es no tener un plan, una estrategia, un sistema que niegue la sensación de que tu equipo no juega al derecho sino al revés. Iniesta sufrió como pocas veces la impotencia dentro de un campo de fútbol. La posición en ataque de Sergi Roberto por dentro, jugando Rakitic por fuera, restaba profundidad y además ahogaba a Messi posicionalmente. El caos táctico era evidente, para todos menos para el entrenador.

Luis Enrique ya no ejerce de director de orquesta, no estoy seguro de que alguna vez haya ejercido como tal. Se ha dejado llevar por la calidad de los tres tenores con la que cualquier entrenador lograría hacer una exitosa carrera musical. Si Zidane es un "alineador por exigencias", el asturiano es el “amotinador sin causa”. Incapaz de hacer autocrítica personal por orgullo, decide anoche poner al pie de los caballos a sus futbolistas, argumentando que no han hecho lo que él les dijo.

Te convendría, admirado Lucho, rebajar el alto nivel de orgullo que mantienes a diario. Eres prepotente en la victoria y soberbio en la derrota. Hoy no hablaré de André Gomes, sería patético individualizar el desastre del Barça en un solo jugador. Hoy me sumo al sentimiento de quienes afirman que anoche todos fuisteis André Gomes.

José Joaquín Brotons / Eurosport