Deportes populares
Todos los deportes
Mostrar todo
Opinion
Fútbol

Blog Uría: La máquina de la felicidad

Rubén Uría

Publicado 13/09/2017 a las 17:43 GMT

No importa cuando usted lea esto: Messi es único. Es Disneylandia con el 10 a la espalda. Una máquina de dar felicidad. Alguien que nos devuelve a la niñez.

Lionel Messi

Fuente de la imagen: Getty Images

Qué escribir de Messi que no se haya escrito ya. Si usted, querido lector, decidiese abandonar la lectura, nadie podría culparle. En cualquier caso y con la venia, ahí vamos. El parque temático de metro sesenta, Disney con el diez a la espalda, personifica todos los valores tangibles que bendicen al Barça: pases, regates y goles, cósmicos y marcianos. Ahora bien, sus valores intangibles son más poderosos que sus números, sus estadísticas y récords. Si el Barça juega bien, él levita. Si el Barça duda, él decide. Y si el equipo sufre, él lidera. Impone su ley: la del mejor. La del futbolista que, con una zurda atómica, hace feliz al público. No se puede cuantificar el precio del tipo que, cuando el socio está en plena depresión, devuelve alegría. No hay dinero que pague a quien consigue que el Fútbol Caos Barcelona pase a ser el Fútbol Club Messidona. No hay estadística que pondere a un tipo capaz de lograr que una entidad que es “més que un club” se transforme en “Messi que un club”.
Nadie podría culparle porque sus tiempos no sean los del club, ni afearle que, tras un verano de contradicciones, no tenga prisa en hacerse una foto por la que el presidente suspira. En plena crisis institucional, en mitad de un terremoto, en lugar de pasar factura, señalar responsables o culpar al empedrado, Messi se ha centrado en hacer lo que lleva haciendo toda la vida: jugar mejor que nadie. Desestresa al socio, potencia el ánimo del equipo y persuade al ejecutivo. Levanta del asiento al hincha al que le gusta más el fútbol que su equipo y retrata a los que se pasan el día retratando al personal. ¿Qué precio tiene eso? No se puede comprar. ¿Cómo se puede medir esa magia? No se puede medir. No hay manera de cuantificar el servicio impagable que Messi hace a aficionados, socios, cuerpo técnico, compañeros y directiva. Nunca se toma un día libre.
Si los ejecutivos del Barça están en el disparadero, Messi desata un ciclón de goles y les regala tiempo para recomponer lo descompuesto. Si la oposición tira de moción de censura, Messi regala estabilidad, para aislar césped de urnas. Si el entrenador escucha voces críticas, Messi, líder supremo, regala semanas y resultados. Si los compañeros se sienten presionados por prensa y opinión pública, Messi reparte confianza a los nuevos y revitaliza a los veteranos. Y si al aficionado le protesta el corazón, Messi le receta pastillas para soñar. Samaritano infalible del buen culé, Messi, abre bocas al tiempo que las cierra. Su legión de inquisidores y fiscales -la ignorancia es atrevida y la estupidez siempre insiste-, sigue sin asumir la realidad, y se empeña en anunciar, interesadamente, fines de ciclo y declives que provocan sonrojo y carcajadas. A estas alturas, todo el mundo sabe cómo funciona la industria: una cosa es esparcir porquería y polémica gratis y otra, diferente, disfrutar del fútbol.
Para los culés, Messi es una máquina de dar felicidad. Y para los que no lo son, si los colores no nublan la razón, el diez es irrepetible. Messi no presume de nivel, lo demuestra. Su milagro es devolvernos la infancia perdida y hacernos regresar al patio del colegio en cada partido. Cuentan, que, en cierta ocasión, preguntaron a Dorothee Sölle, escritora y teóloga alemana, cómo le explicaría a un niño qué es la felicidad. Su respuesta fue explícita: “No le explicaría a un niño qué es la felicidad. Me limitaría a tirarle una pelota para que jugara”. Messi es justo eso. Un hombre que juega la pelota y nos hace felices, como a un niño. Messi es una máquina de propagar felicidad. Disfrútenlo. Es único.
Rubén Uría / Eurosport
Únete a Más de 3 millones de usuarios en la app
Mantente al día con las últimas noticias, resultados y deportes en directo
Descargar
Temas relacionados
Compartir este artículo
Anuncio
Anuncio