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Blog Uría: Las sagradas escrituras de Cruyff

Rubén Uría

Actualizado 21/08/2017 a las 16:15 GMT

Al Barça siempre se le ha dado mejor crear talento que comprarlo. El club, atrapado en las urgencias del día a día, debe revisar su política y cuidar de La Masia.

Johan Cruyff

Fuente de la imagen: Eurosport

“La Masia no se toca”. Bajo ese eslogan, que reclamaba identidad y exudaba propaganda, el Barça apostó por la protección del estilo. Mejor fabricar Balones de Oro que comprarlos. La letra y la música sonaban bien. O se creía en el mensaje que se proyectaba o, aunque no se creyese en ello, se usaba como divisa. Con el paso del tiempo, el Barça – porque las instituciones están por encima de las personas pero son las personas las que engrandecen o no a las instituciones-, ha devaluado, consciente o inconscientemente, esa política, desdeñando la fábrica de talento autóctono de la que presumía, con razón. Sin rumbo concreto, sin hoja de ruta fija y con la urgencia del resultado, el club ha ido contribuyendo a un cambio de escenario. En los últimos tiempos, en vez de fabricar Balones de Oro de manera artesanal, el club los ha comprado.
Neymar o Suárez fueron cartera y llegaron. Arda Turan, André Gomes o Alcácer, también. Thiago, Bellerín, Tello, Sandro, Munir o Bartra, piezas de orfebrería de La Masia, cantera, jugadores útiles para el club, salieron. El último paradigma del cambio progresivo es Sergi Samper. Un futbolista que llegó al club desde que tenía seis años, con ADN Barça y que, en lugar de mudarse a Inglaterra, se quedó en el club de sus amores, cobrando menos, con ilusión de llegar al primer equipo. Hay quien dice que Sergi no tiene nivel para el Barça. Y quien dice que la cesión al Granada, lejos de ayudarle, frenó en seco su progresión. El caso es que le han dejado sin dorsal y sin ficha, un 14 de agosto, a cuatro días de empezar la Liga. Es posible que estemos ante un caso excepcional, pero el pasado reciente invita a pensar que, más allá de fichar al Neymar de turno por dinero, con el riesgo de que un día te deje tirado también por dinero, el club debe revisar su política con la cantera.
Para asegurar el futuro de la entidad, lo mejor es potenciar el sentido de pertenencia del equipo. Al Barça siempre se le ha dado mejor crear talento que comprarlo. En tiempos donde el foco se pone en las urgencias, en los Coutinhos y Di Marías, el futuro pasa por proteger y promocionar a los Aleñá, Lee, Kaptoum, Busquets o Cardona. De lo contrario, el Barça buscará fuera lo que igual tiene dentro. En caso de duda, recuerden las sagradas escrituras de Johan Cruyff. El genio, que denunciaba entornos y se convirtió en entorno, que llevaba razón hasta cuando no la llevaba, siempre tuvo claro el rumbo. Nunca fui un apasionado defensor de Johan, pero sí un admirador de su conocimiento del juego y sus secretos. Hace años y rodeado de tropecientos periodistas, pregunté a Johan qué tenían en común los mejores equipos de la historia. Me miró y con una facilidad pasmosa, contestó: “Todos tenían siete u ocho de la cantera. Milán, Ajax, United, Madrid, Dream Team, ..Todos". Amén.
Rubén Uría / Eurosport
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