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Blog Uría: Llámenlo 'X'

Rubén Uría

Actualizado 01/06/2017 a las 10:55 GMT

Se abre el telón y salen los de "el Atleti ha hecho todo bien con los menores." Se cierra el telón y sigue la sanción. Título de la película: GilisTAS

Miguel Ángel Gil Marín, Wang Jianlin y Enrique Cerezo con la camiseta del Atlético

Fuente de la imagen: EFE

Con la venia, me ahorraré el título. Pónganle ustedes el que quieran. Llámenlo "X". Al grano: se intuía, se rumiaba. Ahora es realidad. El TAS mantiene la sanción a los colchoneros por las irregularidades en el asunto de los menores. En su día, por decisión exclusivamente suya, el Atlético decidió, por su cuenta y riesgo, no pedir la cautelar como hizo el Real Madrid, y pasó meses argumentando que había hecho todo bien y que no había incurrido en ninguna ilegalidad. Hoy se excusa diciendo que la decisión del TAS es injusta, que supone agravio comparativo respecto a casos similares y que provoca un daño irreparable. Protocolo de actuación: autocrítica cero, el profesor les tiene manía y menudo atropello a la razón. De manual: el recurso del pataleo. Objetivo, culpar al empedrado de algo que se hizo mal y no se supo arreglar a tiempo. Cuestionarán al TAS, a la FIFA, culparán al Madrid, al Barça, a la mano negra, a la TIA y al profesor Bacterio si hace falta. Todo con tal y de no asumir la realidad, que muy cruda. Que bien por su negligente gestión en el asunto de los menores o por su incapacidad manifiesta para solucionar el problema y regularizarlo, no podrán inscribir jugadores este verano – si podrán ficharlos para incorporarlos a partir de enero-, para desgracia de sus aficionados, que tienen voz para alentar a Simeone, pero no cuello para girarlo al palco.
Para conspiranoicos de todo a cien, cabe decir que el laudo del TAS, en su apartado posición de partes, mencionaba que el Atlético tenía 65 casos graves de menores, mientras que el Barça y el Madrid tenían entre 6 y 8. Para victimistas de última hora, cabe señalar que el Atlético no pidió la cautelar,como hicieron Barça y Madrid, en una estrategia legal que sí rebajó su sanción. Y para el colegio de abogados de las redes sociales, que insulta gratis pero no razona, decir que, después de meses de estudio y acopio de argumentos, el club sólo ha sido capaz de que se estime, parcialmente, un recurso que sólo ha servido para que le rebajen la multa económica, que no la sanción deportiva, que era lo mollar. A llorar, al Carmen. Resumiendo, que es gerundio, el Atlético ha hecho un ridículo espantoso en este asunto. Uno que, en cualquier club grande, en cualquier institución seria, implicaría una protesta masiva de sus aficionados, con dimisiones en cadena de los responsables. En el Atlético no sucederá. Ahí nunca pasa nada. Y si pasa, ya saben, se le saluda. Se abre el telón y aparecen los que decían que el Atleti había hecho todo bien el caso de los menores. Se cierra el telón y aparece la sanción de la FIFA. El título de la película, GilisTAS. .
Naturalmente, como todo está bien, el club se aferrará al lado más soleado de la realidad: contará, por tierra, mar y aire, que tenían cerrados a Camacho, Sandro, Fabinho, Lacazette, Diego Costa, Vitolo, Mbappé, Ronaldinho y Pelé, pero que ahora, por culpa del TAS, ya no será posible traerlos. Y que Simeone, que conjuga el verbo crecer mientras otros le aconsejan que conjugue el verbo tragar, se tendrá que conformar con el regreso de los cedidos. Luego, con el pasar de los días, con la cara más dura que un caballo, le pedirán que compita y gane títulos. Que les siga llenando el campo y la caja. Ya saben, para todo hay un propósito: batir el récord Guiness de dureza facial. Hablando de caja, el Cluz – escrito así, con z, tal y como lo pronuncia su todavía presidente-, sí cobrará por Óliver Torres (20 M€ por la opción de compra ejecutada por el Oporto), por Moreira (10 M€ si finalmente sale en dirección al Benfica) y por Theo (según dicen, cobrarán 30 M€, ya que no han tenido la gallardía moral de cobrar menos, pero exigir la cláusula para defender los intereses de los socios). No pueden inscribir, pero sí vender. No les hablo de Griezmann porque me da la risa. A ropa, que hay poca. Eso sí, todos saben ya de qué va esta película. Está más claro que el caldo de un asilo. Cada vez que Simeone quiere más, le frenan. Cada vez que el argentino quiere crecer, se da cuenta que tiene al enemigo en casa. Y cada vez que el Cholo quiere volar, le cortan sus alas al despegar.
Rubén Uría / Eurosport
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