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Fútbol

El post de la Champions: Cristiano y nada más

Iván Castelló

Actualizado 13/09/2017 a las 20:52 GMT

El Madrid, que nunca ha quedado eliminado en una fase de grupos, vivió frente al Apoel Nicosia (3-0) de su surtidor, un hiperactivo Cristiano que marcó dos goles y provocó otros dos penaltis no pitados por al francés árbitro Benoit Bastien.

Ronaldo celebra un tanto ante el APOEL

Fuente de la imagen: Getty Images

Con la fiereza de quien se siente enjaulado, CR7 protagonizó indiscutiblemente un duelo de Champions tan malo como contundente en su resolución final, que “noventa minuti son monto logos” (Juanito dixit). Ya solo le queda calentar grada contra la Real Sociedad y acabará su penuria sancionadora.
Cristiano Ronaldo, al igual que Messi, juega otro partido, viaja en otro avión, calza otro número. Amenazaba el Apoel, que hasta se sorprendía a sí mismo de su desparpajo iniciático, cuando apareció el portugués para adelantar al Madrid a los 13 minutos (que los ídolos no tienen cábalas). Y, efectivamente, volvió esa sensación de que el fútbol, al igual que pasa con Messi, es distinto cuando participa.
El feo a Ceballos (Kroos por el lesionado Kovacic ante el Apoel, ojo, el Apoel) lo debió convertir en arrepentido, arrepentido de no haber fichado por el Barça. De momento, Zidane tampoco le dio mucho (al final entró por Isco, con todo decidido) aunque sí jugó feliz Marcelo, quien lució nueva numeración (2022, año del fin de su renovación). La chilena de Ramos para el tercero (con el mérito añadido de haber sido quien recuperó en la medular, que está a todas) completó un triunfo obligado y rápidamente olvidado.

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Liverpool - Sevilla

Fuente de la imagen: Getty Images

En Anfield (2-2), un grande de Europa como el Sevilla (que lo es) revolcó de primeras el legendario escenario con el gol de Ben Yedder (fenomenal rematador rechoncho) tras una triangulación digna del mejor tiquitaca. Pero el Liverpool de Klopp también jugaba y Firmino y Salah (la Roma le echa de menos) remontaron. El segundo volteó la cuestión con un churrigol (que también suben al marcador). Pudo ser peor, por el penalti regalado por Pareja, aunque Firmino estrelló el balón en el poste izquierdo de Rico.
En la segunda parte, Berizzo fue expulsado por evitar un saque de banda del rival, reinventando un adagio más soft del “pisálo, pisálo” (con la tilde en la a) de Bilardo. Que al enemigo ni agua. Aunque al árbitro no le pareció deportivo. Pero no se descentró el Sevilla (sí Klopp, qué tipo en caliente), conectado a la wifi de la Champions con el 2-2 de Correa y el 2-3 que no llegó porque Muriel no la supo meter. Volvió a jugar Coutinho, aplaudido por los 'reds' como si tal cosa porque el fútbol parece haber perdido su pasado. Y pelillos a la mar.
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