Informe Eurosport: Por qué Messi ya no es tan desequilibrante

Lo dijo recientemente Jorge Valdano, exjugador y declarado admirador de Lionel Messi, y si nada lo remedia su teoría parece ir en camino de confirmarse. El cuatro veces Balón de Oro ya no decide partidos como lo hacía antes y solo él y el cuerpo técnico azulgrana conocen la razón verdadera que les ha llevado a transformar el rol en el campo de uno de los mejores jugadores de toda la historia cuando solamente tiene 27 años.

Detrás de esta pérdida de gol de Messi -solo lleva siete goles y Neymar le supera con un total de nueve como máximo artillero culé en lo que llevamos de Liga- está el cambio de posición en el terreno de juego. Luis Enrique ha decidido retrasar a Messi haciendo que el juego de ataque culé empiece por sus botas en lugar de acabar, lo que ha dotado, eso sí, al argentino de una nueva forma de destacar como pasador pero ha restado muchísima capacidad de sorpresa a un equipo que en innumerables ocasiones se ha llevado victorias por las actuaciones individuales de su jugador estrella. Este cambio de lugar en el que desarrolla su juego le ha hecho ser, a estas alturas de Liga, el jugador que más pases da en campo contrario, por encima Andrés Iniesta o Iván Rakitic, confirmándose que el nuevo papel de Messi está más destinado a la creación que a la finalización.

Esta transformación, sin embargo, no ha terminado de aportar resultados positivos en los partidos más importantes de la temporada. El Barcelona perdió contra el PSG e hizo lo propio contra el Real Madrid en un partido este en el que Messi estuvo prácticamente ausente sobre el césped, por lo que queda patente la escasa aportación ofensiva que hace el argentino entrando desde más atrás contra equipos que tienen sus defensas perfectamente plantadas.

¿En qué se traduce el cambio de posición de Messi? Además de una menor aportación goleadora que el Barcelona empieza a pagar -está por ver si Luis Suárez equilibra la balanza que por ahora mantiene Neymar- este reajuste también se traduce en una desconfiguración de la plantilla culé al completo. El juego azulgrana ya no se desarrolla exclusivamente en torno a Messi y los que hasta ahora brillaban por ser los perfectos escuderos del argentino se encuentran perdidos sobre el campo. Andrés Iniesta, por ejemplo, pasa por un periodo gris que se está alargando más de la cuenta y cuya explicación puede estar en la falta de entendimiento con la línea de ataque si Messi baja a recibir hasta donde tiene que aparecer el manchego.

Había comenzado la temporada aparentemente cambiado. Con más garra y compromiso respecto al año pasado, pero ya son varios partidos en los que el argentino no termina de destacar. Afirmaba Jorge Valdano en Radio Marca que "pocas veces" había visto cómo un jugador que destacaba tanto en un lugar del campo cambiaba su posición tan joven -27 años- sin que exista una explicación física detrás. Supuestamente no la hay e incluso Luis Enrique se niega a confirmar si Messi jugó infiltrado el pasado Clásico, pero sí resulta evidente que el físico del crack del Barça no termina de volver al punto en el que con apenas dos movimientos se quitaba de encima a defensas enteras. La incorporación de Luis Suárez quizás hasta le obligue a volver a reinventarse ante la presencia de un nueve puro, mientras los aficionados culés siguen añorando aquel 'falso delantero' que se inventó Pep Guardiola y que hizo disfrutar a los hinchas de uno de los mejores jugadores de la historia.

Todavía es pronto para valorar el estado de forma de Messi. E incluso podría ser precipitado hacerlo negativamente dado que el Barcelona es líder de la clasificación, pero sí es evidente que aunque el argentino ha destacado como asistente en este principio de temporada el Barcelona le sigue necesitando como goleador. El objetivo de Luis Enrique debe ser ahora ese: encontrar el equilibrio entre las dos fortalezas que tiene Messi y tratar de que una no termine anulando a la otra como está ocurriendo en estos momentos.