Blog Méndez: "Nos da, ¿me oís?, nos da..."

Lunes: después de cuatro días en Ciudad Real con el futsal y medio afónico, vuelta a la calma. Por medio, los Sergios, a lo suyo. Otro gol, de esos patentado por Ramos, y otro canastón de Llul, de los que ganan partidos. La verdad es que no he visto ninguno de los dos, pero googleo y ahí está… Impresionante. Lo de ambos. Intrigado, le pregunto a Fernando Ruiz en la cocina de Eurosport el porqué de su negativa a jugar en la NBA (la negativa de Llul, no la de Ruíz, más conocido como el “Matraco” de Torrejón, que apuntaba de joven a buen alero hasta que se despistó con el periodismo…). “Básicamente porque siempre quiso triunfar en el Madrid, y así es feliz”, me responde. Y es que todavía, y mira que es raro encontrarlo, hay quien en el deporte profesional antepone el deseo, el sentimiento de pertenencia, a la pasta. Aunque venga de la NBA. Moraleja: soy muy de Llul.

Martes: dado que algún amigo me tilda de “empanao” porque he pasado de estar al segundo de todo lo que pasaba en el fútbol a vivir en la parra, decido ponerle cierto interés de nuevo y me siento a ver la Champions. Juega el Sevilla en Leicester. Y agua. Una pena. Nasri entra en barrena, y siendo indemostrable esto que escribo, por ahí empieza el Sevilla a decir adiós a las opciones de presumir en el sorteo de Nyon. Por cierto, a veces, el fútbol parece una comedia, de esas absurdas: Leicester, equipo en el que al entrenador que hizo historia y que invitaba a sus chicos a pizza tras cada victoria, le han hecho la cama los mismos que, antes no daban una patada a un bote, y ahora son cuartofinalistas en la Champions, con nuevo técnico, de apellido Shakespeare, y con un dueño, que aparca su helicóptero en medio del campo. Tal cual.

Miércoles: ya escribí aquí que no hay nada mejor que invertir el tiempo en compartirlo con gente inteligente. Planficando cosas nuestras de Eurosport, escucho, de esa persona inteligente, que “cada vez el fútbol será menos negocio para la Liga”. Así es. Forma parte ya de la industria del entretenimiento, del mercado de la televisión, del marketing. No es ni bueno ni malo. Simplemente es lo que hay. Respeto a los que defienden aquello de “odio eterno al fútbol moderno”, pero ni lo antiguo va a volver ni lo nuevo está tan mal.

Jueves: otro café en el Nitty, de esos para empezar bien el día. Enfrente (obviaré el nombre de mi interlocutor), una mente privilegiada, alguien con el que da gusto hablar. O mejor dicho, escuchar. Ahí estamos Ruiz y yo, sin perdernos un detalle. “Guardiola subió el Everest, sin oxígeno, y a la primera. Así que ahora no le queda otra que buscar montañas más bajas, pero con más dificultad”. Y es que el jueves trae la resaca de la eliminación del City en Mónaco. Y es cierto. Podría haberse echado a dormir en el Camp Nou, y seguiría siendo el rey. O prolongar su etapa en Munich para convertirse, seguro, en el técnico más laureado de la historia del Bayern en dos o tres años más. Pero se fue a Manchester. A subir la montaña. Y aún le queda. Pero no desfallece. Vamos, que soy muy de Pep también.

Viernes: a Pamplona. Partido de la LNFS en Anaitasuna: Magna Gurpea – Palma Futsal. A los de Magna les entrena desde hace dieciséis años Imanol Arregui. Es un entrenador con letras mayúsculas. Pero en esta Copa de España de fútbol sala se ha salido. Y no por eliminar al Barça en cuartos, o por caer de manera agónica en el último segundo (literal) de la semi ante Elpozo, no. Le destaco aquí porque lo merece. Por ser un formador, por ser valiente, por interpretar el juego, por conocerlo al detalle, y sobre todo, por respetarlo. Otro, en su lugar, hubiera echado el cierre y a los penaltis. Ya sé que muchos tal vez no le conozcáis, pero harías bien en escucharle. Seguro que Guardiola lo haría. Porque no podemos empezar a pensar que no nos da, que no nos da…! Nos da, me oís, nos da!