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Blog De la Calle: El héroe de Wimbledon

Fermín de la Calle

Actualizado 30/06/2016 a las 09:57 GMT

25 años, sin experiencia en la ATP, cobra 30 libras por clase y se cuela en el cuadro de Wimbledon tras ganar seis partidos. La historia del año: Marcus Willis.

Roger Federer et Marcus Willis avant leur match du 2e tour à Wimbledon, mercredi 29 juin 2016

Fuente de la imagen: AFP

Marcus Willis nunca había ganado un partido oficial de la ATP. En realidad, no había jugado ninguno. Y para hacerlo tuvo que ganar tres partidos y colarse en la 'qualy' de Wimbledon, donde volvió a ganar otros tres encuentros ante otros tres buscavidas como Yuichi Sugita, Andrey Rublev y Daniil Medvedev. Seis victorias que le permitían meterse en el cuadro principal, entre los 128 mejores tenistas, y meterse en el bolsillo un premio de 30.000 libras. Lo que suponía una fortuna para este aspirante a tenista que imparte clases de tenis en el modesto club de Warwick por 30 libras a la hora. Se acababa de ahorrar mil clases.
Pero su historia no murió, como muchas otras, en la orilla. El divertido Marcus tuvo suerte en el sorteo ya que el cuadro quiso que jugase su primer partido oficial en un cuadro ATP ante el lituano Ricardas Berankis. Una amenaza real para Willis, ocupa el puesto 54 del mundo mientras nuestro accidental héroe comenzó el torneo en el 772. Sin embargo, la fortuna volvió a sonreirle, ya que el lituano es un especialista de pista rápida con serios problemas para desenvolverse en hierba. Y el inglés, desde su metro noventa de estatura, un servicio más que resultón y una volea de izquierdas digna, dio buena cuenta de Bernakis ganándole por 6-3, 6-3 y 6-4.
Willis alucinó cuando al concluir el partido con el lituano le visitó en el vestuario Goran Ivanisevic, uno de sus ídolos. El croata le dio un consejo para medirse a su siguiente rival: "Tú ya has ganado Wimbledon. ¡Emborráchate y retírate después del partido con Federer!". En efecto, el destino le había emparejado en el segundo partido de su carrera con uno de los mitos del All England Club. El emparejamiento fue muy celebrado por los amigos de Willis, que han puesto de moda en Wimbledon el cántico futbolero "Willis bomb is on fire", adaptando la canción estrella que los irlandeses han versionando en la Eurocopa. Y con ese cántico se plantó Marcus en la acristalada y litúrgica pista central para jugar su segundo partido en la ATP. Allí aparecieron sus colegas, con pinta de venir se resaca, rodeados de fresas con nata y jarras de Pimms.
Nadie con un ránking tan bajo se había colado en el cuadro final de Wimbledon desde el año 2000, cuando lo hizo Mahesh Bupathi (1049º) con una invitación. Pero Marcus se lo había ganado tras seis victorias. El propio Federer mostró cierta empatía con Marcus antes del partido: "Es una de las mejores historias de los últimos tiempos en nuestro deporte. Es el tipo de historias que necesitamos. Tengo ganas de que llegue", apuntó el suizo, que añadió: "He visto jugar a Willis y no es que no sepa jugar, juega bien. Su juego es tipo saque-volea, me gusta mucho". En la sala de jugadores se cruzó con Djokovic y fue saludado por Murray, con quien se entrenó en Copa Davis. Preguntado por la historia, Andy declaró: "Es un jugador raro, con un estilo diferente. Un poco de saque y volea, buena mano para la volea y mucho slice en su revés con una derecha muy extraña".
Pero detrás del milagro de Willis hay una historia de amor y una mujer convincente. Marcus, que llegó a ganar uno de los torneos del circuito satélite de la ATP en Móstoles, no alcanzaba a ganarse la vida con el tenis y a sus 25 años pensó en colgar la raqueta y marcharse a Estados Unidos a trabajar como entrenador. Pero entonces se cruzó en su camino Jennifer Bate. "La noche que nos conocimos me dijo en el taxi que tenía que irse a América. Le dije que me acababa de conocer y no podía dejarme así. Me confesó que era jugador de tenis y pensé: 'Sí, claro, con ese peso", cuenta Jennifer. Marcus estaba gordo, de hecho aún se adivinan algunos kilos de más cuando duerme la pelota en la red con esa buena mano izquierda. "Yo era un chico gordo, pero gracias a Jennifer trabajé duro en el gimnasio para estar en buena forma", confiesa tras perder 25 kilos en dos años. Por algo sus colegas le llamaban "Cartman", el niño gordo de South Park. Pero todo cambió con la llegada de Jennifer.
Ayer saltó a la Central con un polo de la serie Roger Federer de Nike que se había comprado para la ocasión. No era para menos. Marcus pisó el césped con una sonrisa nerviosa colgada de su boca y dedicando un guiño a sus padres, su hermana y su novia. Foto de rigor con Federer en la red, "no sabía ni donde ponerme", y sorteo de campo. "Lo gané y pensé, es lo único que voy a ganar", confesó divertido tras el partido.
En el primer set, que finalizó con un rotundo 6-0, Willis llegó a disponer de una bola de break con el servicio del suizo. Exhibió un digno saque y una volea resultona, además de descaro y unos nervios que se fue sacudiendo con el paso de los juegos. El público jaleaba sus puntos y sus amigos trataban de empujarle en busca del primer juego a su favor. No llegó hasta la segunda manga, cuando su juego de saque-volea y la incomodidad de un Federer que no llevaba con naturalidad la coyuntura, le permitieron ganar el primer juego. Marcus abrió los brazos, como si hubiese ganado el partido, y la Central estalló en aplausos ante la risa socarrona de Federer.
Superada la amenaza de no marcharse con tres roscos, Willis comenzó a soltarse y a ganar juegos gracias a su saque. El segundo set terminó con un digno 6-3 y en el tercero, el juego impredecible del inglés, con sus revés cortado y sus globos, metió en problemas a Roger. Marcus se puso por delante, ganó sus tres primeros servicios y dispuso de bolas de breaks para abrir brecha, pero el suizo se centró y cerró el partido con un notable 6-4. El inglés se sentó asfixiado para coger aire y después se dirigió hacia el centro de la pista para agradecer al público su apoyo incondicional. "Ha sido mejor que el mejor de mis sueños. ¡Me ha ayudado mucho el Ojo de Halcón!", respondía socarrón.
"Pensaré en lo que tengo que mejorar, lo mucho que tengo por delante y me ayudará el recuerdo de todo esto bonito. Quiero dedicarme al tenis, aunque tengo claro que mi verdadero triunfo es tener a Jennifer a mi lado", concluyó Marcus Willis. Un héroe por accidente que se ha ganado su cuota de fama después de ganar siete partidos y plantarse en la Central ante Federer. "Ahora me iré a tomar unas cervezas con los chicos, que se las han ganado". Cervezas que correrán a cargo de las 50.000 libras ganadas en el césped del All England Club. Porque a veces las historias tienen finales felices...
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