Mutua Madrid Open 2017, Nadal-Djokovic: Ha vuelto para quedarse 6-2 y 6-4

Rafa Nadal: Poco a poco. Partido a partido. Como la hormiga que construye su camino con constancia y determinación. Como el jugador que sabe que antes o después va a volver a ser lo que fue. Finalista en el Australian Open y en el Masters 1.000 de Miami y campeón en el Masters 1.000 de Montecarlo y en el Conde de Godó. Ese ha sido el arranque del 2017 para el campeón español. La victoria ante Novak Djokovic ratifica lo que se veía venir. Rafa Nadal ha vuelto para quedarse.

Novak Djokovic: Los últimos siete enfrentamientos entre ambos habían caído del lado del tenista serbio. Pero este Novak Djokovic es otro. Más indeciso. Menos determinante. Y definitivamente, peor jugador. Tuvo destellos y arranques de genio. Dejó pequeñas dosis de su desbordante talento, pero fue arrollado por un rival imperial. Un Rafa Nadal que seguro le recordó al de sus primeros duelos, cuando el tenista de Manacor lo maniataba con autoridad y suficiencia.

50 enfrentamientos para la historia: Tras el de hoy, Rafa Nadal y Novak Djokovic se han visto las caras en 50 ocasiones. En 24 de ellas la victoria fue para el jugador español; en 26 para el tenista balcánico. Este duelo es el más repetido de la historia del tenis.Tras ellos encontramos otros rivalidades históricas como son las de Djokovic-Federer (45 veces), Federer-Nadal (37), Djokovic-Andy Murray (36) o Lendl-McEnroe (36).

Qué 45 minutos. Qué Rafa Nadal tan poderoso y seguro de sí mismo. La primera manga fue un auténtico recital del tenista español. Un 86% de éxito con su primer servicio y dos breaks fueron la carta de presentación del jugador balear. Pocas veces, la derecha de Rafa Nadal fue tan determinante ante todo un Novak Djokovic, que sorprendido y aturdido por la avalancha de juego que se le venía encima, tardó casi 25 minutos en entrar en el partido. Y cuando lo hizo ya era la tarde. El set tenía color español y la dejada con la que Rafa Nadal lo cerró fue una auténtica obra de arte.

Salió en tromba el jugador de Manacor en la segunda manga. Decidido e incisivo desde el fondo de pista. Solo la clase incuestionable de Novak Djokovic y un latigazo de talento le mantuvo vivo y le permitió igualar el envite nuevamente para llevarlo a un desenlace de infarto. Fue un último juego memorable, con varias bolas de partido y el tenista serbio desatado y a por todas. Ahí se erigió la determinación de Rafa Nadal. Su sangre fría recordó a la de los buenos tiempos. Celebró la victoria con alegría, pero con cierta cautela. Todavía hay mucha tela que cortar, pero pinta muy bien.

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