US Open 2016, torneo femenino: Una nueva era comenzó en Nueva York

Comienza la era Kerber. Más de tres años y medio de forma consecutiva ha estado Serena Williams ocupando el trono de la WTA. En este US Open, aprovechando el ligero calendario que ha afrontado la estadounidense durante todo el año, ya había tres tenistas en disposición de robarle el número uno en función de los resultados, y ha terminado siendo Angelique Kerber la heredera no sólo de la menor de las Williams, sino también de Steffi Graf --. Kerber coronó su gran año, en el que también ganó el Open de Australia y alcanzó la final de Wimbledon, con un nuevo título. El año que viene se seguirá hablando mucho de ella.

Karolina Pliskova, un huracán refrescante. En Nueva York se ha abierto huecos a raquetazos entre las mejores tenistas del mundo Karolina Pliskova. Su rendimiento durante la gira veraniega fue muy alto -brilló especialmente en Cincinnati, donde se proclamó campeona- y le ha dado continuidad durante el US Open. Se convirtió temporalmente en la villana oficial para la Arthur Ashe al dejar fuera de combate a las dos hermanas Williams de forma consecutiva -primero Venus y después Serena-, pero la afición neoyorquina no pudo racanearle durante mucho tiempo los aplausos. Su presencia en la final y sus nervios de acero auguran un futuro esplendoroso para la tenista de Louny.

Garbiñe Muguruza, sin término medio. La carrera de Garbiñe Muguruza sigue encadenando altos y bajos de forma irremediable. En Nueva York tenía la intención de sacarse la espina de Wimbledon, donde abandonó el torneo sorprendentemente en segunda ronda ante la desconocida Jana Cepelova. El lugar de la tenista eslovaca lo ocupó una letona, Anastasija Sevastova, que cuajó su mejor actuación en un major alcanzando los cuartos de final. Garbiñe sigue siendo una tenista joven con mucho camino por delante, pero tiene que intentar encontrar una regularidad que hasta el momento no ha adquirido, por mucho que ya luzca en su palmarés un Roland Garros y una final en Wimbledon.

Serena Williams sigue bloqueada en Nueva York. A sus 34 años no tiene nada que demostrar en el circuito femenino, pero Serena Williams ha vuelto a caer derrotada por sorpresa en semifinales del US Open, un torneo que ya conquistó en seis ocasiones, pero que se le ha resistido por segunda temporada consecutiva a un paso de la final. Roberta Vinci jugó el año pasado con la presión que recaía sobre los hombros de la de Saginaw, que en ese momento buscaba igualar los 22 Grand Slams de Steffi Graf. Este año, ya con ese 22.º título en su palmarés, fue Karolina Pliskova la que la apeó antes de lo esperado, sencillamente porque fue superior en el partido.

El muro psicológico de Carla Suárez. La tenista canaria ya está considerada, a sus 28 años, como una de las veteranas del circuito, y sigue encarnando la figura de la tenista más regular de España, pero nuevamente cayó eliminada en octavos de final. Simona Halep tenía mejor ranking que Suárez, pero una clasificación para cuartos de final hubiera sido la constatación de que ha dado un paso adelante en cuanto a consistencia y carácter, lo que necesita para luchar por cotas más altas. Xavi Budó, su entrenador, también fue claro al respecto: “Tenemos que seguir mejorando”. Eso no oculta que su octavo puesto en la clasificación mundial de la WTA, oficial a partir del lunes, sea un magnífico resultado.

El esperado retorno de Caroline Wozniacki. Han pasado seis años desde que la danesa más neoyorquina del circuito alcanzara el número uno del mundo. No luce ningún Grand Slam en su palmarés y por momentos se pensó que nunca se volvería a ver a Wozniacki nuevamente entre las tenistas más destacadas del mundo, pero en el US Open 2016 se volvió a ver, si no su mejor versión, sí una muy parecida. Hay rumores de temprana retirada, pero el circuito femenino agradecería volver a contar con la competitividad y el limpio estilo de juego de Caroline Wozniacki durante unos años más.

Cantidad no es igual a calidad. Las dos semifinales femeninas se resolvieron en dos sets, y las dos vencedoras fueron cuestionadas en sala de prensa por un supuesto descontento de la afición presente en la Arthur Ashe y su deseo de ver partidos más largos. Los duelos entre Serena Williams y Karolina Pliskova y la alemana Angelique Kerber contra Caroline Wozniacki fueron cortos pero muy intensos, y en términos de calidad estuvieron a años luz de la semifinal protagonizada por Novak Djokovic y Gaël Monfils sólo un día después. Sigue faltando una puesta en valor del tenis femenino, que en la actualidad presenta un circuito muy atractivo, con alternativas y espectáculo garantizado.