Wimbledon 2016: Anderson denuncia amenazas de muerte tras su derrota

Kevin Anderson era uno de los tenistas más abatidos tras la primera ronda de Wimbledon, y no lo fue porque dejara escapar el pasado lunes una ventaja de dos sets a favor frente al kazajo Denis Istomin (4-6, 6-7, 6-4, 7-6 y 6-3), sino por las consecuencias que esa derrota tuvo en sus redes sociales. Más allá de la tristeza por no poder engrosar su cuenta corriente en un torneo del Grand Slam, lo que denunció Anderson en la jornada del martes fue algo bastante más grave: las amenazas de muerte que recibe tras cada derrota.

El sudafricano no lo dejó pasar esta vez y lo denunció en su cuenta de Twitter con un mensaje claro: “Desanimado por haber perdido ayer, pero por lo menos tengo un montón de amenazas de muerte en Facebook y Twitter para hacerme sentir mejor por estas cosas". Su muro se había llenado de gente expresando su odio, pero no por el tenis que ofreció sobre la pista, sino por haber perdido dinero en el mundo de las apuestas.

En declaraciones ofrecidas a BBC World Service, Anderson profundizó un poco más en esta problemática que no sólo sufre él, sino gran parte de los tenistas profesionales: “Sucede sobre todo después de cada partido sin importar las circunstancias. La gente que apuesta en el partido tiende a ir a las redes sociales y decir cosas fuera de tono”, lamentó.

No pudo ocultar, además, cierto tono derrotista, dando esta guerra por perdida: “Es algo con lo que hay que tratar como deportista profesional que está expuesto a los focos”. El tenista africano cree que esta tendencia continuará a lo largo de su trayectoria profesional y que no hay forma de atajarla a corto plazo.

También aseguró que no es algo a lo que dé mucha importancia, fruto de su veteranía (tiene ya 30 años el nacido en Johannesburgo): “No puedes prestarle mucha atención, obviamente, hay que dejarlo pasar. Sería más agradable si no hubiera que sufrirlo, pero esta es la realidad del mundo en el que vivimos”, dejó caer mientras se marchaba de Londres por la puerta de atrás sin haber cumplido su objetivo deportivo con el añadido de sufrir un acoso sistemático a través de unas redes concebidas para servir como puente de comunicación entre el deportista de élite y sus aficionados, pero que se están convirtiendo en un infierno para más de uno.