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Blog De la Calle: El ario que ayudó a Jesse Owens a ganarle un oro en Berlín

Fermín de la Calle

Actualizado 18/06/2020 a las 16:11 GMT

Luz Long resultó clave en la tanda de clasificación para la final en los JJOO del 36 al aconsejar a Owens sobre su talonamiento. En la final fueron oro y plata y cuando murió el alemán, Owens pagó los estudios al hijo de su cómplice en Berlín.

Long y Owens

Fuente de la imagen: Eurosport

La gesta de Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de Berlín del 36, delante del mismísimo Adolf Hitler, está considerada una de las grandes gestas de la historia del deporte. El triunfo de un atleta negro que se colgaba cuatro medallas de oro en el entorno más hostil posible, unos Juegos organizados para legitimar el régimen nazi y la superioridad de la raza aria. Sin embargo, detrás de la exhibición de Owens se esconde una historia de solidaridad y antisemitismo que no muchos conocen. El hombre designado por el régimen para derrotarle en el salto de longitud era Carl Ludwing Long, un larguirucho ario de ojos azules y 1,85 (Owens no llegaba al 1,80), que se había colgado el bronce en el Europeo de Turín dos años antes.
El 4 de agosto, un día después de deslumbrar al mundo ganando el oro en los 100 metros, a Owens se le estaba atragantando la competición de salto de longitud. En la fase de clasificación para la final no acaba de encontrarse cómodo, lo que provocó que realizase dos nulos, uno en un salto de calentamiento con el chándal que los jueces dieron como intento válido. Jesse estaba incómodo y se retiró a un rincón del estadio a centrarse en su rutina de salto cuando se le acercó Long, al que todos llamaban Luz.
El alemán se dirigió a Owens en perfecto inglés, lo cual no era un detalle menor vista la hostilidad que rodeaba al atleta de Alabama. Long le recomendó cambiar el talonamiento y no arriesgar a la hora de ajustar en la tabla para evitar un tercer nulo. “Tienes en tus piernas más de los 7,15 que piden para estar en la final. No arriesgues y te clasificarás si te centras en la técnica de carrera y en la batida”. El estadounidense hizo caso a los consejos del alemán, logrando un salto que le clasificó para la final.
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Owens y Long.

Fuente de la imagen: Eurosport

Una vez en ella, Long tomó rápidamente la cabeza con un primer salto de 7,87 metros. A Owens le costó más entrar en calor, pero la secuencia de saltos fue in crescendo: 7,74; 7,87; 7,75; nulo; 7,94 y… 8,06. El nieto del esclavo de Alabama se colgaba la medalla de oro en los dos últimos saltos. Long se acercó de nuevo a Jesse y le felicitó con un apretón de manos, mientras el Fuhrer se marchaba enfurecido del palco de autoridades. Aquel fue el logro más importante de la carrera del alemán. Tercero fue el japonés Naoto Tajima, que se colgó también el oro en triple salto batiendo el récord del mundo con 16,00 metros. Long y Owens entablaron una amistad que alimentaron durante años con una correspondencia en la que Jesse no dejó de agradecerle su ayuda, que le permitió ganar el segundo de los cuatro oros que se colgó.
Después de su retirada como atleta, Long trabajó como abogado. Y cuando estalló la Segunda Guerra Mundial se enroló en la Luftwaffe, con la que participó en la batalla por la invasión aliada de Sicilia, Herido en combate, murió el 13 de julio de 1943 en un hospital británico. Enterado de la noticia cuenta la leyenda que el atleta ayudó a pagar los estudios al hijo de Long.
Lo que no cuenta la leyenda es que Owens nunca fue recibido en la Casa Blanca por Delano Roosevelt tras su gesta en Berlín. Lejos de eso, Jesse se terminó convirtiendo en una especie de atracción de circo para ganarse la vida. Así, en la Navidades de 1936 llegó a correr en La Habana contra un caballo. Después lo haría contra coches, motos, locomotoras, jugadores de béisbol, animales y hasta contra otro referente de la lucha contra la segregación racial como era el Bombardero de Detroit, el mítico Joe Louis. Terminó sus días dando discursos en una empresa de relaciones públicas, suerte de coaching que le hizo tan popular o más que sus oros de Berlín. Fumador compulsivo, murió de cáncer de pulmón en 1980.
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