Opinión | Felipe Reyes y Sergio Ramos: mismo acto, dos formas distintas de decir adiós al Real Madrid

No es algo nuevo ni sorprendente, pero desde fuera siempre suelen valorar más y mejor este tipo de actos. "La manera de actuar del Madrid realizando actos de presentación de sus fichajes galácticos y actos de despedida de las leyendas cuando se marchan realmente amplifica su estatus como uno de los clubes de referencia. Ellos lideran el camino al hacer estas dos cosas”, dijo el exfutbolista inglés Rio Ferdinand refiriéndose al adiós de Sergio Ramos.

La puesta en escena del Real Madrid para despedir a sus capitanes de fútbol y baloncesto ha sido la misma: un discurso emotivo junto al presidente, un posado con los muchos títulos que han coleccionado y una posterior lluvia de elogios. Pero a diferencia del fútbol y aunque el protocolo sea exactamente el mismo, las figuras del baloncesto parecen irse con un mayor reconocimiento. Aunque Rio Ferdinand pueda tener razón o, al menos, verlo desde otra perspectiva, estas distintas formas de despedirse aun siendo iguales no dejan los mismos sentimientos en el aficionado.

Los adioses de Raúl González, José María Gutiérrez, Iker Casillas o recientemente Sergio Ramos tuvieron otros trasfondos, más allá de que deportivamente fueran una buena decisión tanto para el Real Madrid como para sus respectivas carreras. Hubo otros más traumáticos para el madridismo, como el de Fernando Hierro o Vicente Del Bosque a las pocas horas de levantar un título de Liga y otros muy fríos, casi con indiferencia, acorde a lo mucho que aportaron al club como Zinedine Zidane en sus dos salidas como entrenador o la de Cristiano Ronaldo rumbo a la Juventus y vendido de cara a la opinión pública más como un buen negocio que como el vacío del goleador más trascendental de su historia reciente.

Las fotos junto a las Copas de Europa y todas esas buenas palabras de gratitud envueltas en los discursos pertinentes no han sido suficientes para muchos aficionados del Real Madrid, a quienes les hubiera gustado despedir a sus ídolos o capitanes de otra manera. Tal vez menos ceremoniosas y seguramente sin ese trasfondo de divorcio o supuesta falta de unidad con las altas esferas del club.

Por eso llama tanto la atención que con Felipe Reyes haya pasado lo mismo que con Ramos pero dé la impresión de que ha sucedido exactamente lo contrario. Por ejemplo, el Real Madrid supo despedir por todo lo alto y con todos los honores a Andrés Nocioni, un jugador argentino que sólo vistió de blanco durante tres temporadas siendo realmente fundamental sólo en una: la 2014/2015 en la que vino a sustituir a Nikola Mirotic y en la que gracias a su calidad, garra y liderazgo los de Pablo Laso por fin pudieron ganar la Euroliga y todos los títulos en juego en ese curso.

Felipe Reyes ha seguido siendo todo un capitán del Real Madrid yéndose a sus 41 años, con una interminable colección de títulos que en nada tiene que envidiar a sus compañeros del fútbol y, lo más importante: en sus últimas temporadas ha sabido asumir su rol de veterano y de jugador muy secundario en la rotación. De hecho, sólo alzó la voz una vez durante estos últimos años de carrera, concretamente tras perder la semifinal de la Final Four de 2019 ante el CSKA de Moscú en Vitoria, en un partido que los blancos tenían controlado. Desde entonces y tras arreglar ese problema de puertas para adentro, hacia afuera nunca se quejó de no jugar o jugar poco ni jamás aireó a su prensa amiga si iba a renovar o no ni que le dejaran irse gratis porque tenía una mejor oferta. Como tampoco lo hizo Andrés Nocioni ni como seguramente tampoco lo harán Sergio Llull, Rudy Fernández o el propio Pablo Laso cuando les toque desfilar.

Es muy probable que Rio Ferdinand ni tan siquiera sepa quién es Felipe Reyes ni haya prestado ninguna atención a su salida del club de su vida, pero cualquier aficionado sea o no del Real Madrid encontrará a la primera las muchas diferencias entre unas salidas y otras. Desde un punto de vista mediático y de trascendencia es injusto comparar entre secciones, pero cada ‘adiós’ o ‘hasta luego’ de una leyenda madridista puede parecer el mismo o calcar el acto, pero realmente significa lo contrario.

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