La cara amarga

El baloncesto europeo ha tomado, a lo largo del último año, el mando de la canasta internacional, incluso en la propia NBA, donde el desembarco de talentos formados fuera de los Estados Unidos ha continuado al alza y, además, se ha materializado en forma de reconocimientos impensables hace años para cualquier jugador no estadounidense.

La vanguardia del baloncesto mundial se ha rendido a los mejores y, en gran número, muchos de ellos proceden de destinos que nada tienen que ver con la históricamente prolífica cantera universitaria norteamericana. No solo el draft, los informes de scoutting o las apuestas por nuevos jugadores extranjeros de consolidados entrenadores en la mejor liga del mundo evidencian el ‘paso hacia delante' que está desarrollando el baloncesto europeo, sino que la propia competición continental, el Eurobasket 2007, puso de manifiesto, una vez más y sin ningún género de dudas, la imparable ascensión del juego en el Viejo Continente.

Y en ese centro de la diana, estaba España, como comité organizador del torneo y como selección candidata a alzarse con el metal más preciado. Coincidiendo con los exámenes de septiembre, España se enfrentaba al reto de constatar el interés creciente por el baloncesto en nuestro país y, así mismo, conquistar ese mismo cajón del podio que, un año antes, le había nombrado mejor conjunto del globo. Respondió la afición, llenando los mejores pabellones de la península (aun cuando los marcadores electrónicos dieran más de un quebradero de cabeza) y respondieron sobre el parqué algunas estrellas europeas consolidadas ya en el firmamento de los grandes… pero hay que remontarse unos meses atrás para entender toda la historia.

Arrancaba el año 2007 y Jorge Garbajosa comenzaba su particular martirio cuando salió en camilla de la pista de Boston Celtics, con el tobillo triturado y dejando un hueco, aparentemente inmenso, en la selección de José Vicente Hernández, ‘Pepu' para el común de los mortales. El madrileño y su equipo de fisioterapeutas se dejó durante todo un semestre la piel en el gimnasio, en la piscina y en las camillas de masaje. Toronto Raptors, desconfiados con el riesgo que suponía acelerar la reaparición de una de sus últimas joyas Garbajosa presionó al jugador y a la Federación española para dejar al de Torrejón fuera del Europeo, hasta que una póliza de seguros millonaria, permitió a Jorge cumplir su sueño casi en la víspera del arranque del torneo.

Ese mismo ‘cheque' en blanco dejó fuera a Jordi Trías, su teórico suplente, un hombre que se había ganado el respeto del baloncesto ACB tras una magnífica temporada en el Winterthur Barcelona (MVP de Copa incluido) y que había preparado el “preeuropeo” con el resto del equipo. Se debe recordar a Trías en 2007, lo merece, por su calidad y por la dignidad con que aceptó una ‘patada', cuanto menos, discutible.

Pero ‘Pepu' se la jugó a la misma carta que en Japón: Un bloque casi familiar, compensado, combinando lo que se dio en llamar la ‘ÑBA' y la mejorcito de la ACB, los mismos 12 nombres que llevaron a España por primera vez en su historia a levantar el cetro mundial en 2006. Se jugaba en casa, estos chicos ya habían escrito un capítulo inolvidable en la historia del baloncesto español y ‘Pepu' creía recompensarles a todos poniéndoles en bandeja un segundo éxito a escala continental. Sin embargo, la apabullante escenografía mediática a la que fueron sometidos, demasiados y reiterados desajustes en aquella defensa que les convirtiera en samurais y, quizá, un puntito de soberbia al pensar que todo estaba hecho, trajo el silencio a las gradas en el último minuto, del último partido. Los ‘golden boys' se convirtieron en casa en ‘incrédulos argentum'… Rusia ganó la partida.

El ambiente del Palacio de los Deportes antes del comienzo del partido ya presagiaba una noche del mejor baloncesto. Las más notables autoridades españolas se dieron cita en el palco, encabezadas por los Príncipes de Asturias y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Al igual que la semifinal ante Grecia, el partido comenzó con un ritmo trepidante: Triple de Rudy Fernández contestado por un mate del que a la postre sería MVP del campeonato, Andrei Kirilenko, y los dos equipos corriendo de lado a lado de la cancha. Un problema en la red de una de las canastas detuvo la final unos minutos… Tensión, tensión, tensión… Una vez solucionado, continuó la carrera. España parecía muy centrada en defensa y el mejor base del torneo, José Manuel Calderón, después de su gran semifinal, daba el primer aviso estrenándose desde 6,25. No tardó en repetir el de Villanueva de La Serena desde la línea de tres puntos para poner a los suyos 15-4 en el ecuador del primer cuarto. Pepu Hernández comenzó a mover un banquillo, que en esta final cobraba una importancia vital tras el desgaste físico sufrido ante los griegos, y la decisión resultó positiva. Uno de esos recambios de lujo, Carlos Cabezas, cerró el primer cuarto (22-11) con una canasta inverosímil sobre la bocina.

Los rusos intentaron cambiar la tendencia del partido en el comienzo del segundo parcial pero, tras un par de minutos de incertidumbre, Jorge Garbajosa anotó un triple capaz de desmoralizar a la mejor defensa. España tuvo más problemas para anotar en esta fase del encuentro en la que los hombres entrenados por David Blatt apretaron en defensa y Kirilenko empezó a mostrar las garras. Calderón desatascó la situación con su tercer triple y asistiendo a Carlos Jiménez para que anotara otro. España estaba más que acertada desde la línea detrás puntos y el mismo Pau Gasol probaba suerte con éxito, pero los rusos fueron limando poco a poco la diferencia para acercarse mucho en el marcador al intermedio (34-31).

Pau y Calderón, con su cuarto triple consecutivo sin fallo, se encargaron de estirar la diferencia en la reanudación. Las canastas de tres puntos arreglaban el bajo porcentaje de los anfitriones en los tiros de dos pero Rusia se mantenía al acecho en el marcador. La tercera falta de Kirilenko obligó a Blatt a sentar en el banquillo al jugador de Utah Jazz en los últimos minutos de un tercer cuarto en el que España tampoco pudo marcharse en el electrónico (49-46). Y en esas apareció el veterano Zakhar Pashutin para silenciar el Palacio con un triple que empataba el partido en el comienzo del último cuarto. Holden anotaba a continuación para dar a los rusos su primera ventaja en la final (49-51). De nuevo Jorge Garbajosa apareció desde 6,25 para arreglar las cosas y despertar a la afición. El partido entró en un largo sueño del que no saldría hasta cinco minutos para el final con una canasta más tiro adicional de Pau Gasol. El de San Boi no estaba acertado desde la línea de tiros libres y esto impedía que España abriera brecha en el electrónico ante el desacierto ruso. Todos los balones eran para el jugador de Memphis Grizzlies que sacaba tajada de las cuatro faltas de Kirilenko y de la incapacidad de los hombres altos de Rusia para frenarle. Pero los tres puntos de ventaja a un minuto para el final ponían el partido en el filo para España. Una canasta de Morgunov dejaba Rusia a un punto. Un robo de balón de Holden y la posterior canasta convertida por él mismo a dos segundos para el final pusieron el definitivo 59-60. Un tiro final de Gasol sobre la bocina fue escupido por el aro negando a España la posibilidad de proclamarse campeona de Europa en su sexta final. Esta vez no hubo fiesta en las calles, aunque todos los fuegos articiales estaban preparados en Colón… esto también es BA-LON-CES-TO, y el que tuerza la cara ahora no ama el parqué, es solo otro hooligan más de tendencias.

No se puede resumir un torneo hablando solo de la final, pero, puesto que fue la final el momento decisivo para aprotar el tono que esta síntesis debía asumir y, puesto que no sería esto un resumen si abarcara la historia completa de la competición, recordaré lo más relevante del Eurobasket personalizando aquellas semanas en los jugadores más destacados.

Por España, deben concederse los laureles a quien más de uno hubiera ofrecido el MVP del campeonato y a quien la Organización reconoció justamente como base en el Quinteto Ideal: José Manuel Calderón. Impecable, maduro como nunca, con muchísima eficacia en la dirección de juego y una capacidad anotadora decisiva, el estremeño se alzó por encima de algunos nombres temibles como Tony Parker o Jarunas Jasikevicius. 12,3 puntos con un 61,8% de acierto en tiros de dos y 50% en triples, casi nada… Pau Gasol sumó un nuevo gran torneo, finalizó como cuarto máximo anotador y entre los mejores en casi todos los aspectos estadísticos, confirmándose como uno de los jugadores más determinantes en el baloncesto FIBA, sólo en competencia con Nowitzki y Kirilenko.

Sensaciones contradictorias ofrecío Juan Carlos Navarro. Por un lado, su trabajo contrarreloj y puesta a punto para la segunda fase, recuperándose pero a la vez siendo dosificado y saliendo desde el banquillo. Sus porcentajes fueron excelentes (47,1% de dos, 55,4% de tres y 100% T.L.) y apareció con partidos memorables como la semifinal ante Grecia (23 puntos)... pero vivió una de sus noches más aciagas en la final frente a Rusia, sin lograr anotar un solo punto y no sintiéndose nunca cómodo. Un triste final para tan denodado esfuerzo. Rudy Fernández siguió progresando y siendo cada vez un jugador más importante. Cuarto máximo anotador de España y titular por los problemas físicos de Navarro, Rudy jugó partidos brillantes como el de Letonia o Grecia (20 puntos en cada uno), defendiendo siempre con intensidad y aportando su excelente muñeca y sus vuelos imposibles en ataque. Sus porcentajes, excelentes: 57,7% en tiros de dos, 40,6% en triples y 83,3% en tiros libres… y es el más joven entre “los grandes”. con tres años de diferencia.

¿Qué más nombres? Ramunas Siskaukas (Rumanía), el mejor de Lituania, con mucha más regularidad y trascendencia que un Jasikevicius con numerosos problemas físicos. Versatilidad, anotación, instinto reboteador… Khryapa (Rusia), alero alto y ágil capaz de ofrecer una exhibición de polivalencia y juego colectivo; su compañero y líder en el equipo campeón el AK-47 ruso, Andrei Kirilenko, un jugador total que tan pronto anota (18,0 puntos) como rebotea (8,6), asiste (2,4), recupera balones (2,2) o tapona (1,8), estando en todos estos conceptos en un lugar destacado en el campeonato; Tony Parker (Francia) quien, pese a mostrarse algo irregular fue el egundo mejor anotador, sólo superado por Dirk Nowitzki, y con actuaciones individuales tan formidables como los 36 puntos contra Italia o 31 ante Eslovenia; Theodoros Papaloukas (Grecia), el mejor de Grecia, su líder, y el héroe de la remontada de cuartos de final frente a Eslovenia, cuando asumió el mando y acabó sentenciando con una bandeja a seis segundos del final; Matjaz Smodis (Eslovenia), el líder de la sorprendente Eslovenia, “sólo” séptima pero animadora del torneo con tan sólo una derrota en las dos primeras fases y su ‘casi' victoria ante Grecia, que hubo de remontar nueve puntos en el último minuto y medio…

Y más, y más, y más baloncesto en boca de todos los amantes del deporte. Sigue en marcha la NBA, tras el paréntesis navideño vuelve la ACB y los mejores torneos europeos… y no pasará mucho más de otro semestre cuando vuelva a sonar la bocina: Ya podemos ir preparándonos para Pekín 2008…