La misión de Jasikevicius como entrenador del Barça que nació en su amargo 'last dance' azulgrana

Sarunas Jasikevicius contemplaba dolorido cómo se acabó su último baile como jugador del FC Barcelona. Con el peso de la edad y una costilla fisurada intentó liderar a su equipo en aquel quinto partido de la final de la Liga ACB de 2013 ante lo inevitable, el cambio de ciclo definitivo en la hegemonía del baloncesto español con el Real Madrid de Pablo Laso conquistando su primer título liguero.

El Barça vendió cara su derrota llevando al quinto partido y al límite a un equipo aparentemente superior, al que no obstante le ganaron en cuartos de Copa del Rey y al que también obligaron a emplearse a fondo en la semifinal de la Final Four de la Euroliga, que aquel año se disputó en Londres. Sarunas Jasikevicius, con un rol secundario y de veterano siguió ejerciendo de líder silencioso para tratar de dar más títulos a su Barça y evitar así una nueva era blanca de éxitos.

Siete años después de aquel Saras agachado sobre el parqué del Palacio de los Deportes asistiendo impotente a la celebración blanca, el lituano tiene como nueva misión deshacer aquella dolorosa imagen y empezar este camino al éxito por su cuenta. Es decir, liderando desde el banquillo al club que le dio sus primeros grandes títulos y que ahora le ha confiado su destino para volver a reinar en España y en Europa.

Svetislav Pesic, su entrenador en el triplete del año 2003 en aquella primera vez del Barça como máximo campeón continental, ha estado cerca de cambiar ese ciclo futbolero en el deporte de la canasta. Pero las dos Copas del Rey ganadas ante el Real Madrid no han sido suficientes. Si hubiera entrado el triple final de Cory Higgins tal vez el técnico lituano hubiera puesto rumbo al Fenerbahce para sustituir a Zeljko Obradovic en el agotado proyecto turco. Pero siempre ha esperado el momento adecuado para atender esa llamada azulgrana.

El año pasado pudo haber firmado por el CSKA de Moscú o desde hace dos años pudo haber cogido el timón azulgrana. Pero entendió que no era su momento y esperó pacientemente en Kaunas. Ahora el Barça tiene exactamente lo que él tuvo en 2003 como jugador: una plantilla brutal y un jugador determinante, que entonces era Dejan Bodiroga y ahora es Nikola Mirotic. El roster azulgrana tendrá que ser retocado al mínimamente al margen del base griego Nick Calathes para acabar de acoplar las piezas, pero si algo trae aparejado el fichaje de Saras es ilusión y sobre todo liderazgo para hacer campeón al proyecto más caro del baloncesto europeo.

Cuando aquel Barça de Pesic fue campeón de todo en 2003, a Roberto Dueñas le preguntaron en una entrevista: “¿cuál es la diferencia entre Aíto (García Reneses) y Pesic?” El pívot madrileño contestó: “La diferencia es Bodiroga”. Ahora, en otro contexto con ciertas similitudes, la pregunta pertinente es: ¿cuál es la diferencia entre Pesic y Jasikevicius? La respuesta la darán los títulos porque la de Mirotic no ha valido este año. Aunque por otro lado, en la ilusión y en expectativas generadas con este fichaje ya se pueden deducir las primeras respuestas.

Lo que tiene que construir Jasikevicius con estos cimientos bien asentados es precisamente lo mismo de lo que fue testigo aquella noche de junio de 2013. O si se mira por otro lado, romper la hegemonía que él mismo y medio cojo intentó frenar sin éxito en aquel quinto partido en su 'last dance' como jugador azulgrana. A partir de ya tiene la oportunidad de su vida.