Liga ACB, Barcelona-Real Madrid: No hubo piedad en el Palau (83-63)

83 - Barcelona: Hanga (10), Higgins (7), Claver (-), Mirotic (20) y Davies (5). También jugaron Oriola (7), Abrines (2), Delaney (14), Kuric (10) y Tomic (8)

63 - Real Madrid: Campazzo (4), Taylor (4), Deck (2), Randolph (7) y Tavares (8). También jugaron Causeur (4), Rudy (3), Laprovittola (4), Garuba (5), Carroll (9) y Thompkins (13)

Parciales: 22-5, 17-22, 23-18 y 21-18

Árbitros: Hierrezuelo, Oyos y Serrano.

Pabellón: Palau Blaugrana.

Nikola Mirotic. Está hecho para partidos de este calibre y no decepcionó al Palau Blaugrana. Dejó para el recuerdo una de sus mejores tardes en este escaso medio año que lleva como jugador del Barça y demostró que no tiene piedad del que fuera su equipo, más bien al contrario.

Pablo Laso. El técnico del Real Madrid tuvo muy claro desde el primer cuarto que el alto número de pérdidas iba a condenar a su equipo. A eso se sumó que los jugadores exteriores no estuvieron afinados y le dieron una tarde en la que sumó disgusto tras disgusto.

Malcolm Delaney. Su puntería desde la línea de tres sólo estuvo condicionada por las faltas en ataque que empezó a sumar y cortaron la velocidad de crucero del Barcelona entre el segundo y el tercer cuarto. Aun así, tuvo un día muy productivo y sus 14 puntos lo convirtieron en el mejor escudero de Mirotic.

No hizo prisioneros el Barcelona en los primeros compases del Clásico en el Palau, aprovechando también la presencia de un Madrid mortecino sobre el parquet. Esto llevó a los de Svetislav Pesic a dañar desde todos los ángulos a los blancos gracias a Davies, que no se vio intimidado por Tavares, y de Delaney, que llevó la diferencia a un escandaloso 22-5. El Real Madrid buscó ralentizar el juego con ataques largos y elaborados, pero no estuvo acertado ante el aro, donde se hicieron grandes Mirotic y Davies.

La sangría no se detuvo durante el segundo cuarto y Pablo Laso empezó a buscar soluciones de forma recurrente en el banquillo, aunque sin éxito aparente. Si Thompkins inauguraba el marcador en el cuarto, respondía el Barcelona desde la línea de tres. Si Garuba sumaba un 2+1 mostrando su orgullo ante los pívots azulgrana, de nuevo llegaba Hanga para seguir percutiendo con los triples. Sólo el Barcelona podía complicarse y lo hizo justo antes del descanso, cuando empezó a sumar pérdidas y faltas en ataque que le dieron una vida extra al Madrid, que llegó a 12 puntos de diferencia.

Thompkins tenía clara la fórmula antes de entrar en vestuarios. “Tenemos que centrarnos en nosotros”, repetía como un mantra el estadounidense. El Madrid se puso a ello y por momentos llegó a funcionarle a las mil maravillas, recortando distancias gracias a Campazzo, Laprovittola y Thompkins, mejorando todos ellos sus flojas estadísticas de la primera parte. Empezó entonces el partido a entrar en una dinámica de barro y refriega, con una alta cantidad de faltas en ataque que cortaban el ritmo blanco.

El Barça consiguió reengancharse al partido antes de meterse en más problemas gracias a un parcial de 7-0 firmado por Mirotic y un triple de Delaney que devolvió el marcador a un +17 que ponía las cosas casi imposibles para Pablo Laso y los suyos de cara al último cuarto. El Real Madrid había perdido 20 balones en los primeros 30 minutos de partido, excesivo para uno de los equipos punteros del continente.

Svetislav Pesic instó a sus jugadores a no complicarse la vida en los últimos diez minutos y gestionar con sabiduría la ventaja. El Madrid no tenía más margen de error, y cada fallo en los tiros abiertos era un clavo extra en su ataúd que dejaba el Clásico en territorio barcelonés. Kuric y Oriola dieron un paso adelante entonces y terminaron por matar un duelo navideño que deja un sabor dulce en el Palau y, de paso, permite a los azulgrana recuperar el coliderato junto a los de Pablo Laso y al Casademont, que mostraron una imagen irreconocible antes de cerrar el año.