¿Qué pasó con... Larry Spriggs?

Después de repartir su periplo universitario en dos pequeños centros entre 1977 y 1981, un curso en San Jacinto (Pasadena, Texas) y los tres siguientes en Howard (Washington), un desconocido Larry Spriggs (Maryland, 1959) cayó hasta la cuarta ronda del draft de 1981 elegido por Houston Rockets.

Inicialmente sin sitio Spriggs no comenzó la temporada con ellos y tuvo que foguearse en los Rochester Zeniths de la Liga Comercial (CBA), hasta que le reclamaron los Rockets en el mes de marzo, cuando pudo disputar hasta fin de temporada un total de seis partidos.

Sin ganarse la confianza de nadie en la NBA Spriggs tuvo que seguir luchando por su futuro recalando de nuevo en la CBA, esta vez en Albany, hasta que repitiendo lo ocurrido la temporada anterior consiguió abrirse un hueco en los Bulls de Chicago, con quienes disputó el final de la campaña de 1983.

Aquel verano no cabría una sola cita más en la agenda de Spriggs, dispuesto a viajar a cualquier lugar del país con tal de convencer a algún entrenador u ojeador de que merecía un contrato en condiciones. Esa condición itinerante bien la conocía ya, cuando jugando para los Zeniths podía pegarse 14 horas de autobús camino de Maine por 400 dólares al mes.

Logró hacerse un sitio en el campus de verano de los Lakers y, aún mejor, convencer por fin a un técnico. Fue el principal asistente de Pat Riley, Bill Bertka, quien más creyó en Spriggs y así fue incluido en la plantilla del equipo angelino que caería frente a los Celtics en las Finales de 1984. Spriggs ocupó entonces un lugar muy marginal en la rotación.

No ocurriría lo mismo al año siguiente. La temporada de 1985 Spriggs alcanzó su apogeo siendo el jugador peor pagado de los Lakers: su ficha era de 90 mil dólares cuando el promedio de sus compañeros rondaba los 750 mil.

Pero el destino le tenía preparada una sorpresa. El equipo de Magic Johnson arrancó muy mal el curso perdiendo cinco de sus primeros ocho partidos. Pat Riley tomó entonces la decisión de sentar al veterano Jamaal Wilkes dando salida a Spriggs como titular y el resultado no pudo ser mejor: los Lakers ganaron 23 de los siguientes 30 partidos abriendo el camino directo a la primera posición del Oeste y a sus cuartas Finales consecutivas.

En ellas, al igual que en los playoffs, el papel de Larry Spriggs fue pequeño. Pero no marginal como hasta entonces había sufrido, contribuyendo en su justa medida al título de la NBA, que suponía además la primera derrota de los Celtics en unas Finales. Spriggs había conseguido un anillo.

La temporada siguiente los Lakers no pudieron repetir el hito ni Spriggs mejorar lo logrado. A final de temporada, de la que quedaron fuera de las Finales por primera vez desde 1981, fue su última en la NBA.

Otra vez sin sitio en la liga Spriggs fue uno de los descartes estadounidenses ofrecidos en Europa, llegando al Real Madrid por la puerta grande con etiqueta de estrella. En aquella temporada de 1987 Fernando Martín había emigrado a Portland y su baja debía ser suplida con fuerza por el equipo que presidía Ramón Mendoza. Spriggs aterrizó en el baloncesto español como uno de los fichajes más caros de su historia. Sin embargo nunca supo ni pudo adaptarse. Su juego era demasiado rápido y luminoso para el tempo del baloncesto europeo, dejando destellos de su talento y el Showtime angelino con pases sin mirar y rectificados imposibles, pero sin una incidencia mayor en los resultados blancos formando pareja con Brad Branson.

El Madrid de Spriggs cayó antes de tiempo en Copa de Europa y Copa del Rey y no tuvo ninguna opción en Liga ante el Barcelona de Wallace Bryant y Kenny Simpson. Los números del alero estadounidense, zurdo cerrado y siempre espectacular, no fueron malos: 21.4 puntos por partido. Pero su paso por España dejó un sabor decepcionante porque se esperaba que marcara diferencias.

Spriggs emigró. Y lo haría en adelante por Europa sin un destino duradero ni fijo. Primero a Turquía, después a su vieja conocida CBA para volver al Tofas Bursa turco, fichar por el Gravelines francés, hacerlo luego en el Fabriano italiano, volver a Francia (Montpellier), emigrar al Venado Tuerto argentino y disputar la 95-96 con el Oyak Renault francés en el que sería su último destino como jugador profesional.

Pese a intentarlo varias veces nunca volvió a abrirse hueco en su añorada NBA. Y su final en Turquía no fue nada sencillo ni estuvo libre de algún incidente serio, como el disparo por la espalda que recibió al salir de un club nocturno cuando compartía ocio con otro exNBA como Dallas Comegys.

Sus últimos coletazos como jugador tendrían lugar a finales de los noventa cuando se enroló en los Harlem Globetrotters y en el itinerante Magic Johnson Tour.

Spriggs volvería posteriormente a su Maryland natal para involucrarse como accionista en una constructora.

Pese a lo breve de su paso por España Spriggs logró, en definitiva, dejar el poso suficiente para que no sean pocos los aficionados que recuerdan su nombre.