Opinion
CiclismoAlejandro Valverde y lo que significa ser campeón del mundo
Actualizado 01/10/2018 a las 09:24 GMT
Alejandro Valverde tiene todas las fotos posibles en el ciclismo. Las buenas, ahora aún mejores con el arcoíris además de las de su victoria en la Vuelta a España, sus podios en las tres grandes vueltas, su tiranía en las clásicas de las Ardenas y sus 122 triunfos totales en una carrera que seguirá prolongando hasta que se canse de ganar.
Pero también ha coleccionado fotos y titulares de los muy malos, como esa caída que le reventó su rodilla y casi su carrera y por supuesto esa condena por posible dopaje por su supuesta implicación en la Operación Puerto y que le privó de seguir ganando durante dos años, que entonces parecían los mejores de su vida. Pero con sus incansables ganas de ganar lo bueno siempre eclipsará esa parte menos buena.
Alejandro tiene un año más de contrato con el Movistar Team, hasta el fin de la temporada 2019. Hasta el mes de septiembre del año que viene lucirá un maillot blanco con unas barras horizontales con unos colores que dibujan un arcoíris. El que siempre quiso lucir desde 2003 y el que a partir de su inolvidable victoria en Innsbruck tratará de honrar como los grandes campeones de la historia de este deporte. Él ya es uno más, con este premio añadido del arcobaleno.
Ya me puedo retirar tranquilo, lo he hecho todo en el ciclismo, aunque aún no me retiro ni de coña
A Alejandro siempre se le han exigido más fotos de todas aquellas que ya colecciona. Que por qué no se atreve a correr las clásicas belgas de adoquín. Que qué hubiera sido de su carrera si en lugar de centrarse en ganar el Tour de Francia o la Vuelta a España, que cuántas más victorias tendría. Es posible. Porque si hay un ciclista que invita a soñar aunque en su DNI marque que tiene 38 años (39 en abril), es él.
Soñamos con que vestido de arcoíris pueda hacer frente a Peter Sagan y a todos los grandes especialistas del adoquín en las sagradas carreteras de Flandes. Se sueña con que gane una Milán-San Remo como hizo este año Nibali y como él bien podría haber hecho cuando su punta de velocidad en los esprints aún era mayor que la actual. Y se debe soñar con que, aunque difícil, aún pueda disputar una Vuelta a España estando a 25 segundos del líder a falta de las dos grandes etapas de montaña. Todo esto ya lo hemos visto, y ahora queremos verlo con él vestido con ese maillot que quiso lucir desde siempre.
Difícilmente el ciclismo español y universal dará otro ciclista como él, capaz de ganar cualquier carrera en cualquier superficie. Ahora seguirá ganando vestido del mismo color que los grandes campeones de la historia del ciclismo, aunque no le hubiera hecho falta ganar en Innsbruck para mirarles a todos ellos a la misma altura. E incluso por encima.
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