Análisis | Las tres claves principales del fichaje de Roglic por BORA y el legado infinito que deja en el Jumbo-Visma

Primoz Roglic abandona el Jumbo-Visma tras 8 temporadas y 76 victorias. El motivo de su fichaje por BORA viene más que por su descontento por no haber sido jefe de filas único en la pasada Vuelta que ganó Sepp Kuss, por la necesaria búsqueda del último gran proyecto que le permita ganar el Tour de Francia. Además, va a convertirse en uno de los mejores pagados del mundo. Hay más pros que contras.

Primoz Roglic besa el 'Senza Fine' que le acredita como campeón del Giro de Italia 2023.

Fuente de la imagen: Getty Images

De las 80 victorias profesionales que acumula Primoz Roglic, 76 las ha conquistado corriendo bajo la estructura del Jumbo-Visma. El equipo neerlandés apostó fuerte por un exsaltador de esquí que empezó muy tarde en el ciclismo profesional y que se ha convertido en leyenda contemporánea de este deporte a golpe de clase y triunfos.
Su único lunar fue no rematar su victoria en el Tour de Francia de 2020, cuando en un mal día final se dejó sorprender por su compatriota Tadej Pogacar en aquella marciana contrarreloj en la Planche des Belles Filles. En lugar de hundirse, Roglic siguió ganando. Sin ir más lejos, su primer Monumento pocos días después en Lieja y a partir de ese sonado fracaso una colección de grandes vueltas, etapas de máximo prestigio y una ayuda fundamental para que Jonas Vingegaard y el Jumbo-Visma conquistaran su ansiado primer Tour de Francia.
La carrera de Roglic no se entiende sin el Jumbo-Visma, como tampoco se entiende sin tener en cuenta su gen ganador. A sus 33 años, cumplirá 34 a finales de este mismo mes de octubre, ha decidido dar un paso decisivo en su carrera. El esloveno se ha ganado el derecho a decidir su presente y su futuro inmediato como uno de los mejores ciclistas del mundo, con la mirada puesta en su última oportunidad de ganar un Tour de Francia y culminar así su propia leyenda.
La falta de espacio en la estructura del Jumbo-Visma, con o sin fusión definitiva con el Soudal-Quick Step, ha precipitado que su nombre se haya llevado todos los titulares de ‘fichaje del año’. Muy probablemente sin ese acuerdo entre ambas formaciones y si él mismo hubiera gozado del liderazgo y la libertad de su equipo de ganar la pasada Vuelta a España ante su propio compañero Sepp Kuss, este movimiento no se hubiera producido.
O sí, pero con menos ruido y más naturalidad. Su fichaje con el BORA-hansgrohe por dos temporadas implica firmar el último gran contrato de su carrera y mejorar de forma sustancial su salario, ya que se habla que superará los 5 millones anuales para convertirse en uno de los mejores pagados del mundo, tal vez el segundo mejor tras Tadej Pogacar en el Emirates.
Lo económico no es lo único que mueve este cambio de aires de Roglic, ya que la propuesta del Bora ha tenido que ser lo suficientemente convincente desde un punto deportivo como para que él haya optado por salir de esa zona de confort del Jumbo-Visma.
En su nuevo equipo también se va a encontrar con otros ciclistas que reclamarán la jefatura de filas en una gran vuelta como son el ruso Alexander Vlasov, el australiano Jai Hindley o el jovencísimo belga Cian Uijtdebroeks, gran sensación de la pasada Vuelta a España. Eso sí, ninguno de estos tres nombres puede hacer sombra a la calidad demostrada de Roglic para que sea él el jefe de filas único en el Tour de Francia.
Para Bora, un equipo acostumbrado a ganar y a firmar corredores estratégicos como en su día fue Peter Sagan, el fichaje de Roglic no sólo significa un ciclista de rendimiento inmediato que va a consolidar su posición en la aristocracia del WorldTour (primera división del ciclismo), sino la posibilidad real de ganar su primer Tour de Francia o, en el caso que eligiera otro calendario, conquistar su primera gran vuelta.
El Tour de Francia como el escenario más grande del ciclismo y la rivalidad forjada entre Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar estaba pidiendo a gritos la inclusión de un nuevo actor principal como Roglic. Una variable más para entrometerse en ese mano a mano y añadir todavía más espectáculo y competitividad. Continuando al calor del Jumbo-Visma esto nunca hubiera sido posible, pese a que el esloveno nunca hubiera dejado de ganar ni competir al más alto nivel.
El ciclismo debe celebrar esta salida de Roglic del Jumbo-Visma rumbo a Bora, al mismo nivel que si Ineos, Movistar Team o Lidl-Trek hubieran sido sus posibles destinos. Pocos corredores como él generan tanto consenso entre analistas y aficionados por su empatía en la victoria y en la derrota, además de su simpatía, profesionalidad y garante del espectáculo con el que hay que interpretar este negocio.
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Final Giro dell'Emilia: Roglic da cátedra en Santuario de San Luca y avisa a Pogacar para Lombardía

Autor del vídeo: Eurosport

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