Chris Froome se salva milagrosamente de una caída que hubiera puesto en riesgo su Tour de Francia

Chris Froome podría haber sufrido una tremenda caída en los kilómetros finales de la segunda etapa del Dauphiné que no sólo habría puesto en riesgo su integridad física, sino su participación en esta carrera francesa e incluso sus opciones en el Tour de Francia, en la peor de las hipótesis. Todo sucedió a menos de 2,5 kilómetros de la meta de Saint-Vulbas, cuando varios hombres del equipo Sky decidieron ‘pelear’ cuerpo a cuerpo con los equipos de los esprínters, metiéndose de lleno en esa situación de tensión y, especialmente, de mucho peligro. El caso es que el dos veces campeón de la ronda gala se vio desplazado por otro corredor del equipo Orica y sólo su habilidad sobre la bicicleta e incluso la fortuna, le salvaron de un 'afilador' y de una más que probable caída.

¿Tenía necesidad el Sky de rodar junto a los esprínters? Probablemente no, porque no iba a recortar ni un solo segundo a Alberto Contador en la general. De hecho, el ciclista italiano Matteo Trentin, ganador de una etapa en el pasado Giro de Italia y también un corredor acostumbrado a hacer labores de lanzador y a vivir con esa tensión, se preguntaba desde su cuenta de Twitter si Froome y su equipo tenían que estar ahí, viviendo ese estrés y estresando todavía más a los velocistas. No obstante, la respuesta a esta pregunta puede ser sí, cogiendo como referencia el Tour de 2015, donde en las primeras etapas pudieron salvar caídas y situaciones de este tipo estando siempre delante, algo que no hizo un Nairo Quintana que perdió un minuto por estar envuelto en estas situaciones, y que lamentó posteriormente.

Cofidis-Bouhanni, generadores de tensión y peligro. Muy pocos metros después de ese incidente de Froome, los velocistas del equipo Cofidis y del Katusha, se vieron envueltos en una pelea literal sobre sus bicicletas. Repartiendo una serie de cabezazos, codazos y desplazamientos peligrosos que podrían haber generado una durísima caída rodando a unos sesenta kilómetros por hora. Una imagen sancionable, que incluso en el Tour de Francia de 2010 se cobró la expulsión de los lanzadores de Mark Cavendish y Tyler Farrar (Mark Renshaw y Julian Dean, respectivamente), por hacer exactamente lo mismo.

Parte del pelotón considera que Nacer Bouhanni y su equipo no juegan del todo limpio en los esprints, como pudo verse en esta segunda etapa del Dauphiné o como también se puso de manifiesto en la pasada París-Niza, cuando en la tercera etapa el francés cerró al australiano junto a las vallas, desplazando sus hombros. Fue desposeído de la victoria, pero esta maniobra irregular le costó que esta fama aumentara exponencialmente.

Poco importa que el propio Bouhanni fuera boxeador antes que ciclista y que descargue sus tensiones o entrene cardio golpeando a un saco de boxeo. O que en un gran gesto dedicara esta victoria a su ídolo Muhammed Ali pocos días después de su muerte. El golpe podría haber sido mucho peor.