Giro de Italia 2018: El traje de superhéroe de Chris Froome
Actualizado 25/05/2018 a las 16:01 GMT
Chris Froome firmó una de las páginas más legendarias de la historia del ciclismo con su exhibición en solitario en la 19ª etapa del Giro de Italia 2018. Una victoria en Jafferau que le viste de rosa y le deja para siempre un traje a medida de gran campeón.
Froome tuvo que apartar a un tipo disfrazado de dinosaurio camino de su victoria en el Monte Zoncolan. Antes de coronar en solitario Finestre cuando su ataque ya había pasado a la historia del ciclismo, otro sujeto estaba disfrazado de inhalador de ventolín en una cuneta. Pero lo que debe recordar la gente, sea aficionada o no a este deporte, son los gritos de euforia, de ánimo sincero que le brindaron esas personas que jaleaban cuando estaba a escasos metros de firmar la mayor victoria de su carrera.
Sin distinciones, sin importarles en absoluto que este ataque a ochenta kilómetros de meta donde se vistió de maglia rosa remontando más de tres minutos respecto a sus rivales. Y desde luego sin importarles, o al menos esos gritos así lo manifestaban, si la decisión que tome finalmente la Unión Ciclista Internacional y el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) en última instancia sobre su positivo por salbutamol en la pasada Vuelta a España, borre de los anales esta legendaria exhibición.
Gane o no el domingo en Roma este Giro de Italia 2018 su tercera gran vuelta consecutiva, aunque conviene recordar que podría ser desposeído de las dos últimas, Chris Froome se ha ganado de una vez la profunda admiración que un campeón como él merece. Aunque esas dudas y todas las sospechas justificadas por su positivo, nunca dejen de acompañarle.
En sus cuatro victorias en el Tour de Francia le bastaba con un solo ataque y esperar a que su equipo, el más fuerte del pelotón con mucha diferencia, bloqueara la carrera intimidando a sus rivales y llevándoles al límite para que ni siquiera se vieron esos ataques nunca se producían contra él.
A un gran campeón –cinco grandes vueltas ganadas y 44 victorias profesionales incluyendo dos medallas olímpicas- pocas veces se le exige que demuestre más de lo ya ha ganado o es capaz de ganar. En el caso de Chris Froome siempre estuvo obligado a aparentar más de lo que realmente era desde que irrumpió en la ya lejana Vuelta a España 2011 cuando se disfrazó de potencial campeón por primera vez.
Tras su victoria en Jafferau, pedaleando en solitario con un traje de épica que él mismo se confeccionó a medida kilómetro a kilómetro, lo único que tiene demostrar es si realmente es inocente por su positivo tal y como no se ha cansado de proclamar. Tal vez Dumoulin le quite esta magla rosa, pero el disfraz de campeón legendario ya no se lo va a quitar nunca. Ni se lo va a quitar nadie.
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