Pello Bilbao: un gregario de lujo que triunfa en plena madurez

A los 29 años le ha tocado a Pello Bilbao vivir su victoria más importante. Una edad idónea para ser protagonista en el pelotón. Está presente el pelotón profesional desde muy joven, pues debutó en el 2010 con apenas 20 años (Euskatel 2010-2013; Caja Rural 2014-2016, Astana 2017-Actualidad).

Sin bajar nunca el ritmo ha ido progresando y curtiéndose kilómetro a kilómetro a la vez que ha acumulado victorias de mayor importancia con su evolución. La Klasika de Amorebieta (2014), una etapa en la Vuelta a Castilla y León (2015) y dos en el Tour de Turquía (2015 y 2016) dieron paso a etapa en el Tour de los Alpes y en Dauphiné, en 2018, y la primera etapa de la Vuelta a Murcia ya en 2019. Las primeras victorias llegaron en el Caja Rural, tras su cambio al Astana aspira a cotas más altas, y las está logrando.

En las grandes vueltas está mostrando lo mismo. Mejorando sus puestos en las generales de La Vuelta, donde ha sido dos veces top 30, y en el Giro, donde en 2018 finalizó en la sexta posición.

Su papel en este Giro, y habitualmente, es el de gregario. Pero como ha demostrado, no es solo capaz de trabajar para el líder. Sus piernas dan la talla y tiene mucha calidad para colarse en fugas en busca del triunfo. Trabajador, sí, ganador, también.

El ejemplo de esta séptima etapa viene al pelo. Tras un arranque de muchísima pelea y una primera fuga importante neutralizada, Pello entraba en la escapada buena. Cataldo debía estar en esa fuga, pero no entró. Posteriormente era el kazajo Zeits el elegido por Astana para intentar luchar por el triunfo, aunque fue finalmente el español el que tuvo mejores piernas y mucha inteligencia.

Se metió en el grupo final cuando comenzaron las hostilidades en cabeza y sabiendo que era más lento al esprint que sus rivales buscó la estrategia de mayor desgaste. Los ataques de Rojas desgastaron a Formolo y Bilbao, sin despegarse nunca, saltó a su distancia.

El propio Pello lo contó: “He visto a kilómetro y medio de la meta que era el momento, Sheffer (director de Astana) también me dijo que buscara ese momento. Se ha hecho largo, pero he ido midiendo el esfuerzo, no me quería pasar. Me dijeron que tenía cinco segundos y ya era un hueco suficiente para regularse un poquito. Estaba seguro de que atrás también se estarían controlando entre ellos, he guardado un puntito para los últimos 500 metros y al final he tenido un poco de margen para disfrutar de la victoria”.

Ahora, a disfrutar y a trabajar aún más para Superman López. El colombiano cuenta con él y el premio que más quiere el Astana bien necesita de las piernas de este vizcaíno que aún tiene mucho por decir en el pelotón.