Il Lombardía 2023 | 17 victorias, dos Monumentos y una opinión: Pogacar no necesita ganar el Tour para ser el mejor

Pogacar despierta admiración. Cuando gana y también cuando pierde. Lo hizo en Flandes con su heroica victoria ante Van der Poel, lo repitió este sábado con su tercera coronación consecutiva en Lombardía y lo corroboró en el pasado Tour de Francia, en la que fue la gran derrota hasta la fecha de una trayectoria superlativa. Pese a ello, el esloveno nos viene a recordar que no necesita ganar la carrera de todas las carreras para seguir siendo el mejor ciclista del mundo.

Pogacar despierta grandeza. De febrero a octubre. Aunque algunos en julio le intenten, sin acierto ni sentido, cuestionar. Su 2023 nos sigue anunciando que estamos ante un ciclista que corre contra la historia. Flandes, Lombardía, Amstel Gold Race, Flecha Valona, París-Niza, Vuelta a Andalucía, Clásica de Jaén, campeonatos de Eslovenia, 17 victorias, segundo en el Tour y bronce en el Mundial. El palmarés de una vida en una temporada. Y una caída en Lieja que estoy seguro de que le privó de igualar a Eddy Merckx, como el único ciclista capaz de ganar tres Monumentos en un mismo curso.

Pogacar despierta entusiasmo. Su personalidad le eleva aún más en los altares. Esa que le hace entender a la perfección la idiosincrasia de cada prueba, en cada escenario. Su carisma es único. Por eso los niños, y los no tan niños, sonríen cuando el esloveno se pone un dorsal. Porque no es lo mismo una carrera con él que sin él. Porque cuando no está, como pasó en el Giro, como pasó en la Vuelta, nos acordamos de su figura. Porque la realidad es que hace que el ciclismo entre en otra dimensión.

Pogacar despierta fantasía. En cada ataque y en cada exhibición. El pequeño príncipe esloveno sabe ganar cuando es el más fuerte y abre de patas a sus rivales, pero también, como en Bérgamo y a colación de sus calambres, cuando no lo es y le toca sufrir. El resultado a ser fiel a sí mismo, a su valentía y a su carácter ganador. El premio a la inspiración. Porque ser un gran campeón no es una meta, es una actitud. Y si gana Tadej, ganará el ciclismo. Hoy y siempre.

Pogacar despierta unanimidad. O al menos, así debería hacerlo. Es imposible no disfrutarle. Es imposible no quererle. Y es imposible no animarle. Con 25 años se ha convertido en la cara visible de este deporte a ojos del mundo entero. En la actualidad, hablar de ciclismo es hacerlo de Tadej. Javier Ares ya le comparó con Jude Bellingham -coincidiendo el final de Il Lombardía con el primer gol del inglés esta tarde en el Bernabéu ante Osasuna- y yo me atrevo a decir que está a la altura de cada gran deportista del momento que se os venga a la cabeza. El mejor ciclista del mundo. Y punto.