Perfil: Martí Vigo, el Roglic español que ha cambiado esquí por ciclismo

Es un tanto osado bautizar a Martí Vigo como el Primoz Roglic español. Primero porque el esloveno y doble ganador de la Vuelta a España llegó al ciclismo desde los saltos de esquí y el oscense lo hace desde las pruebas de fondo. Y segundo y no menos importante, porque no es cuestión de añadir una presión innecesaria a este esquiador que fue olímpico en Pyeonchang 2018 y que ahora se ha convertido en ciclista profesional con el equipo Androni-Sidermec. Pese a todo, la comparación ilusiona.

A sus 22 años (cumplirá 23 a finales de diciembre), Martí Vigo ha encontrado en el ciclismo de carretera la motivación necesaria para seguir compitiendo una vez que colgó los esquís por motivos personales y también para centrarse en acabar sus estudios en Fisioterapia que cursa en Lleida. No ha llegado a las dos ruedas por casualidad, ya que en este camino de la nieve al asfalto siempre ha tenido presente la bicicleta. Desde siempre montó acompañando a su padre -practicante aficionado- en exigentes rutas por el Pirineo Aragonés. Cuando compitió al más alto nivel en esquí de fondo la bici de carretera era su mejor aliada en los entrenamientos fuera de temporada, algo habitual en este tipo de deportes. Y desde poco antes del confinamiento, vio cómo su pareja -la también esquiadora de fondo Lydia Iglesias- cambió las pistas de nieve por el ciclismo profesional.

Martí Vigo decidió abandonar la práctica profesional del esquí de fondo en la temporada 2018/2019. Padeció una mononucleosis que le tuvo apartado del deporte durante muchas semanas y tristemente también perdió a su padre. Entretanto estaba muy centrado en poder acabar sus estudios o al menos dejar su carrera de Fisioterapia bien encarrilada. Se dio cuenta entonces que su vida como esquiador había acabado, ya que al margen de estas eventualidades el propio Vigo se dio cuenta que ya había competido al más alto nivel, bien en competiciones internacionales y, como colofón, siendo olímpico en Pyeongchang 2018, donde finalizó en 19ª posición la prueba de esprint junto a Imanol Rojo y donde no pudo acabar la prueba de 15 kilómetros, acusando unos problemas gástricos.

Todo esto fue el antes, pero el durante y el después de tomar esa decisión de volver a competir a nivel profesional, vino motivada por otros factores. Además del citado de ver a su pareja cambiar con éxito esquí por ciclismo, durante las semanas encerrado en casa en el confinamiento y entrenando duro sobre un rodillo, se dio cuenta de los impresionantes números que movía. Luego, de vuelta a la carretera y compartiendo entrenamientos con su amigo y corredor del Movistar, Sergio Samitier, se dio cuenta de su fortaleza y de que sus sensaciones eran más que óptimas para animarse a dar el salto definitivo.

El propio Samitier le confesó que andando así, podría hacerlo muy bien compitiendo incluso a nivel profesional. Dicho y hecho, porque se inscribió en el campeonato regional de Aragón en categoría Élite (la más destacada en España fuera del profesionalismo) quedando sexto y sin opciones de poder disputar el esprint final por una avería mecánica, como él mismo reconoció. El nombre de Martí Vigo comenzó a sonar con fuerza y él siguió moviéndose, hasta que recaló en el equipo amateur navarro Telco’m, disputando varias carreras e impresionando en el Memorial Valenciaga, una de las más prestigiosas del calendario.

A partir de aquí, el exciclista y desde la pasada temporada responsable de rendimiento del equipo Movistar, Patxi Vila, le sometió a diferentes pruebas de esfuerzo y la conclusión fue clara: tiene registros y ‘motor’ de un ciclista profesional de primer nivel. Más allá de lo que dijeran esos números de vatios, consumo de oxígeno u otras variables, el exciclista italiano y ahora agente Maurizio Fondriest, se fijó en él y le contactó para trasladarle el interés de varios equipos profesionales para hacerse con sus servicios. Martí Vigo no lo pensó y dio el sí por tres temporadas al Androni-Sidermec, un equipo italiano Professional Team (segunda división del ciclismo mundial). De esta escuadra han salido Egan Bernal o Iván Ramiro Sosa y también el italiano Fausto Masnada, ahora en el Deceuninck-Quick Step. Un destino ideal para crecer y adaptarse a las exigencias del ciclismo profesional e incluso poder correr el Giro de Italia en 2021. El Giro, casualmente la gran vuelta donde Primoz Roglic sumó su primera gran victoria profesional y confirmó su gran salto.

Sus números están ahí y conviene insistir: aunque estos registros no son públicos sí se sabe con certeza que son los que mueve un ciclista de primer nivel. El propio Patxi Vila, que también ha competido en esquí de fondo y duatlón le confirmó que tenía un ‘motor’ más que óptimo para ser profesional desde ya mismo.

Pero como asegura el comentarista de ciclismo y también de biatlón y esquí de fondo de Eurosport, Antonio Alix, “en ciclismo dos más dos no siempre son cuatro”. Nuestro experto de la casa en estos deportes concretos lo tiene claro, cree que tanto Martí Vigo como el triatleta Javier Romo, que será ciclista del Astana en 2021 cambiando esta disciplina por la práctica profesional del ciclismo de ruta, pueden triunfar ya que en su opinión y en casos perfectamente demostrados, para ser un grande de las dos ruedas no hace falta competir desde niño ni pasar por todas las categorías de base.

Adivinar qué tipo de ciclista va a ser Martí Vigo también es una incógnita interesante que el propio Alix se plantea. “Su ‘chasis’ de esquiador, su potente musculatura y tren superior, llamará la atención en un deporte como el ciclismo. Hay que ver si pierde peso y masa muscular, ya que de esto dependerá el tipo de ciclista en que va a convertirse, si en escalador o más rodador”. Nuestro comentarista también insiste en que “el ciclismo no te exige practicarlo desde niño, ya que con tener buena base y motor ya te sirve para triunfar. Vamos a ver con mucho interés la evolución que vaya a tener”. En cuanto a la metodología o la adaptación para entrenar, estas cuestiones no van a suponer un problema ya que un esquiador de fondo está acostumbrado a competir y entrenar de forma agónica y a ser constante.

Y como ejemplos, además del propio Roglic por ser el más significativo también está el del canadiense Michael Woods, que llegó desde el medio fondo del atletismo y hasta los 24 años no se convirtió en ciclista y fue mucho más tarde, cumplidos los 27 cuando ya firmó por un equipo de primer nivel mundial.

A partir de febrero de 2021 cuando arranque una nueva temporada en ciclismo profesional y el equipo Androni-Sidermec tenga definido su calendario, podremos seguir las evoluciones de Martí Vigo y cómo le está yendo el cambio de los esquís por la bicicleta. De momento él sigue entrenado y preparando esta ilusionante transición y, lo que es más importante, vuelve a estar motivado para competir al más alto nivel y está a punto de finalizar sus estudios. Si es o no el Primoz Roglic español ya lo iremos viendo y disfrutando en Eurosport.