Remco Evenepoel y Mathieu Van der Poel: El domingo de gloria que necesitaba el ciclismo

A simple vista parece un relato exagerado, tal vez sobrevendido. Pero que un ciclista debutante en el pelotón profesional de sólo 19 años acabe su primera vuelta etapas entre los diez primeros de la clasificación general y otro gane su segundo Mundial de ciclocross dejando un sello de evidente superioridad ante su gran rival generacional, merece ser contado incluso abusando de adjetivos grandilocuentes.

Quienes vieran o escucharan nuestro vodcast ‘La Casa del Ciclismo’ dedicado a Remco Evenepoel cuando durante el pasado Tour de Francia el equipo belga Quick Step anunció su fichaje por todo lo alto, sabrán de quién estamos hablando. Es altamente recomendable verlo o escucharlo, pero para quien no quiera hacer ese ejercicio, conviene resumir en que este exfutbolista internacional en inferiores con Bélgica que llegó a ser un prometedor canterano del PSV Eindhoven, se reconvirtió a ciclista y comenzó a ganarlo todo. Incluso un doblete en los pasados Mundiales de contrarreloj y ruta en Innsbruck. Y a golpe de exhibición.

Aunque a él no le haga gracia y al viejo Eddy tampoco, en su país le seguirán comparando inevitablemente con Merckx. De antemano podemos asegurar que no llegará a las 526 victorias profesionales ni a todas las grandes vueltas y clásicas ganadas por el Caníbal en los años setenta. Pero si un niño de 19 años, en su primera vuelta por etapas con presencia de rivales World Tour es capaz no ya de quedar entre los diez primeros de la general sino trabajar para su equipo e incluso permitirse lanzar miradas intimidatorias secando ataques para que ganara la etapa su compañero Julian Alaphilippe, es que efectivamente estamos ante alguien que va a ser muy grande.

Evenepoel ha demostrado en una semana, tal vez no en la mejor carrera ni con el nivel más alto de participación posible, que aunque su inexperiencia sea un grado, no le va a pesar para seguir progresando de forma imparable. El primer gran enigma que se planteó el ciclismo mundial en este inicio de temporada ya está resuelto. Aquí hay un ciclista grandioso.

Mathieu Van der Poel tal vez necesite menos presentación. Pero por si acaso hay que recordar que es el nieto de Raymond Poulidor e hijo de Adrien Van der Poel, gran especialista en clásicas y esprints de finales de los ochenta y comienzos de los noventa. El ciclocross se le ha quedado pequeño esta temporada en la que ha ganado prácticamente todo lo que ha corrido en pruebas de Copa del Mundo y la liga privada de Superprestigio de esta modalidad del ciclismo.

En Bogense (Dinamarca) se quitó un buen peso de encima cuando entró en solitario en la meta y tras levantar los brazos se bajó de su bici y la alzó al cielo. Una victoria que le coloca en el lugar de la historia del ciclocross que le corresponde. Otro niño prodigio del ciclismo que pronto se pasará a la ruta para tratar de tú a tú a Peter Sagan y a los grandes clasicómanos del pelotón. Él será uno más, optando a ganar todo lo que se proponga, como ya ha demostrado en ruta, no sin antes intentar ser campeón olímpico de mountain bike en Tokio 2020.

Un domingo perfecto, con ese cierre de la Vuelta a San Juan y del Mundial de ciclocross. El ciclismo es un deporte que necesita retroalimentarse continuamente de nuevos héroes y épica desmedida. Van der Poel y Evenepoel ya lo son y van a brindar esos capítulos de grandeza.