Otra batalla al esprint

Parece que el mejor velocista de los últimos tiempos del Tour siempre gana en la undécima etapa (tercer año consecutivo). Pero este dato meramente anecdótico tal vez no se podría contar si no compartiera colores con un tal Mark Renshaw. Su último lanzador garantiza a ManxMan unas suculentas estadísticas y, a diferencia de la meta en Carmaux y ese esprint más anárquico donde se vio batido por André Greipel, Mark Cavendish sí tuvo la rueda de su compañero australiano hasta los últimos trescientos metros.

Ahí, y en esas circunstancias, y con esa compañía, Cavendish es más bueno, es el mejor, es prácticamente insuperable. Así, sin más, debe resumirse su tercer triunfo en este Tour de Francia que, de paso, le da la puntuación suficiente para llevar el maillot verde y hacerse de una vez con él en París.

Antes de que Cavs se pusiera de pie y dejara de rueda a Renshaw, Greipel lo intentó desde atrás, sin ningún éxito de culminar una remontada imposible. Tyler Farrar, ausente en la jornada anterior por no pasar el último repecho, se movió bien entre los charcos pero tampoco acabó siendo rival para la pareja del HTC Columbia. Y en segunda línea Fran Ventoso y José Joaquín Rojas se dejaron ver juntos para que el murciano siguiera cogiendo algún punto por su objetivo verde.

En un final de etapa complicado y con el único objetivo de salvar más caídas antes de la gran cita con los Pirineos, la fuga liderada por el holandés Lars Boom (Rabobank) se resistió hasta muy pocos kilómetros antes. Pero salvo el intento suicida del potente holandés por desafiar al pelotón, este estuvo bien liderado por el tren del High Road. Y así, y sin caídas, se llegó a una nueva victoria del tipo que más gana desde 2008.