Tour de Francia 2018 (11ª etapa): Geraint Thomas y un martillo que no se rompe

Alejandro Valverde: Sólo se puede ganar al Sky atacando desde lejos, no yendo a rueda hasta el final. La fortaleza inglesa demostró que a día de hoy nadie les tose, pero el murciano lideró un ataque y una estrategia que funcionó y que a base de insistencia y desgaste tal vez pueda dar sus frutos.

Mikel Nieve: Un Geraint Thomas desencadenado dejó al navarro con la miel en los labios, de forma cruel a sólo 450 metros de meta. Hubiera sido la mayor victoria de su carrera, aunque las que colecciona son enormes, como la última en Cervinia en el pasado Giro de Italia. Lo seguirá intentando. Y lo conseguirá.

Nairo Quintana y Mikel Landa: No aprovecharon para nada el trabajo de Valverde. Fallaron a la hora de la verdad. Es duro, pero fue así y así hay que decirlo.

Se trata de romper el martillo para que el martillo no te acabe destrozando lentamente y sin hacer ruido. Tras una primera jornada de montaña en la que los grandes favoritos se conformaron con recibir los martillazos, el Movistar Team decidió dejar de poner la otra mejilla para pasar a la acción. En una etapa de apenas 109 kilómetros y con cuatro grandes puertos, Alejandro Valverde decidió atacar a 54 de meta. ¿Demasiado lejos? Sí, tal vez. Pero más importante que el cuándo fue el cómo. Marc Soler se descolgó de la fuga del día para tirar del murciano y comenzar a sembrar de dudas al Team Sky, es decir, al martillo pilón.

La fuerza inglesa acabó con ese intento a sólo ocho kilómetros de meta, aunque se venía venir desde mucho antes de la ascensión a La Rosière. El final fue el previsible, Geraint Thomas (Team Sky) nuevo líder del Tour de Francia 2018 tras otro ejercicio de control absoluto de la armada británica. Pero esta vez el martillo tuvo motivos para preocuparse, porque para romperlo se debe jugar siempre esta misma carta o dejar que se rompa por sí solo, es decir, que la lucha interna que va a quedar entre el nuevo maillot amarillo y Chris Froome sea de desgaste interno.

Además de Alejandro Valverde también lo intentó Tom Dumoulin, quien se fue en el descenso de Roseland, el puerto más fácil del día, y decidió no mirar atrás sin temor a que el martillo también acabara golpeándole a él. El holandés también ha decidido jugar a romperlo, pero este mazo es extremadamente duro.

A falta de seis kilómetros Geraint Thomas atacó y deshizo todos esos ‘contramartillazos’. El galés se fue y su compañero a la par que líder de equipo Chris Froome le hizo la cobertura para primero contener a Nairo Quintana y pocos metros después ir eliminando al colombiano y a otros grandes favoritos como Romain Bardet o Vincenzo Nibali.

Sólo Daniel Martin siguió la rueda de Froome, y por delante Geraint Thomas dio caza a Dumoulin mientras, lejos de esa batalla por la general, Mikel Nieve intentaba ganar la etapa en solitario para devolver al ciclismo español el triunfo de etapa que no consigue desde 2016 en Morzine con Ion Izagirre.

Habrá que seguir esperando, porque este martillo, el del Team Sky sujetado por Geraint Thomas golpeó al navarro a 500 metros de meta. Se llevó la etapa, el liderato, la sensación de que va a ser líder de su equipo y lo que es más importante, la demostración de que son irrompibles.