Tour de Francia 2021 | Hay polémica por tantas caídas: la ironía de Kwiatkowski y una propuesta que el Tour no respondió

Michal Kwiatkowski vio cómo su compañero y líder del Ineos, Geraint Thomas, se fue al suelo en los primeros kilómetros de la tercera etapa. Fue una acción fortuita, en una calzada ancha y se debió principalmente a que un rival, Robert Gesink, le embistió por detrás. El campeón del Tour en 2018 estuvo a punto de decir adiós y tuvieron que recolocarle el hombro, ya que afortunadamente no sufrió fractura de clavícula.

El ciclista polaco, al acabar la etapa, acudió a su cuenta de Twitter para quejarse. No sólo de la escasa anchura de la calzada, sino de la tensión que de por sí este tipo de etapas llenas de trampas y nervios en el pelotón. Utilizó el ejemplo de la calificación de la Fórmula 1 y a partir de ahí dejó claro que no todos los 184 ciclistas del pelotón pueden estar delante en todo momento, ni luchar por la victoria de etapa o el maillot amarillo.

Las palabras del polaco deben ser interpretadas. Tal vez, al referirse a la sesión de clasificación en la F1 esté tratando de decir que en un Tour haría falta una etapa contrarreloj inicial, individual o por equipos, o bien una etapa de montaña en los primeros días para ir distanciando a los favoritos y evitar así esta tensión a la que se refiere Kwiatkowski.

Alberto Contador, ganador del Tour y buen conocedor de estas situaciones de tensión en las primeras etapas de esta carrera, defendió en el programa ‘La Montonera’ la fórmula de colocar una etapa de montaña a las primeras de cambio. Sin ir más lejos, La Vuelta del año pasado arrancó en un final en alto en montaña en Arrate, con victoria de Primoz Roglic, clarificando ya los primeros puestos de la general y liberando de esa tensión al resto de equipos.

En la televisión belga Sporza, se comentó que Tim Declerq (Deceuninck-Quick Step) confirmó que varios equipos habían pedido que los tiempos de la general se tomaran a 8 kilómetros de meta en esta tercera etapa, evitando así el peligro final. Esto, en caso de haberse aprobado por la organización del Tour de Francia, tal vez podría haber evitado esa ‘carnicería’ final de caídas. La polémica llega porque no obtuvieron respuesta alguna del Tour.

En definitiva, la tensión en el pelotón no se detuvo en ningún momento, especialmente en esos últimos kilómetros camino de Pontivy. El primer aviso lo dio Julian Alaphilippe cuando perdió la posición y rodó por la cuneta, pudiendo mantener el control de su bicicleta. Posteriormente se desató esa tormenta de ‘montoneras’. Miguel Ángel López y dos ciclistas del Groupama-FDJ, entre ellos el esprínter favorito Arnaud Démare. Posteriormente en una curva cerrada donde varios ciclistas se pasaron de frenada y Jack Haig, líder del Bahrain y bien clasificado en la general, fue el peor parado.

Y poco antes, la gran imagen del día: la de Primoz Roglic yéndose al suelo al parecer por hacer un ‘afilador’ con otro ciclista. ¿Mala suerte? Sí. ¿Negligencia de Roglic o de algún rival? Aparentemente, no. Son lances de carrera y nadie está exento de ellas, pese a ir bien colocado y bien arropado por sus compañeros de equipo como en ese momento iba el vigente subcampeón.

En el esprint final, un toque entre Caleb Ewan y Peter Sagan dio con los dos en el suelo en los últimos metros del esprint, con el australiano debiéndose retirar del Tour de Francia por una fractura de clavícula. Una caída desde luego evitable, pero que forma parte del riesgo extremo que se toma en los esprints, sin aparentemente ninguna acción irregular por parte de los implicados.

Las caídas forman parte del juego y la tensión por intentar ganar y estar delante, también. Si bien es cierto que en los últimos años, especialmente en las primeras etapas del Tour de Francia o una gran vuelta, han ido en aumento, los organizadores son los primeros interesados en que esto no suceda, igual que los ciclistas y sus equipos. Mejorar los recorridos tratando de evitar finales peligrosos, adelantar la toma de tiempos para los favoritos para la general a varios kilómetros de meta y a partir dejar que sean los equipos de los esprínters quienes disputen o hacer todas las llamadas a la prudencia que sean necesarias parecen medidas sensatas y fáciles de aplicar pero, ¿realmente evitarían todas estas caídas? Es una pregunta muy compleja de responder y cualquier respuesta añade un poco más de polémica a un tema que de por sí es bastante delicado.