Cómo interpretar los veinte años de Tadej Pogaçar y el jovencísimo relevo generacional

Si el colombiano Egan Arley Bernal ganó el pasado Tour de Francia con 22 años (cumplirá 23 en enero de 2020), el esloveno Tadej Pogaçar se ha subido al podio de la Vuelta a España 2019 cón sólo 20 años (casi 21, ya que los cumplirá el próximo 21 de septiembre). La nueva generación del cicismo no es que pida paso, es que como suele decirse en determinados deportes ha derrumbado todas las puertas.

Fuera del Tour de Francia o La Vuelta, otro fenómeno de 19 años llamado Remco Evenepoel también está deslumbrando en su primer año como profesional, con grandes victorias incluidas. Tanto, que en el próximo Mundial de ruta que se disputará el domingo 29 de septiembre en Yorkshire (Reino Unido) parte como uno de los favoritos.

Pero este relevo generacional casi adolescente va más allá de ciclistas que están ganando al máximo nivel con apenas veinte años. Por ejemplo, el español Carlos Rodríguez va a firmar con el equipo Ineos pasando del campo juvenil al World Tour, sin pisar siquiera la categoría Sub’23. Las expectativas con el granadino son tan grandes a sus 18 años que a día de hoy, los equipos punteros de la primera división del ciclismo mundial ya no pueden perder ni un solo segundo ya no sólo en atraer a los mejores jóvenes, sino en hacerles debutar en lo más alto, pese que aparentemente sea muy brusco saltarse etapas en su formación.

Si ya están preparados, ¿por qué hay que esperar? Es una buena pregunta que se ha ido respondiendo sola viendo a Pogaçar en esta Vuelta a España 2019 o vibrando con Remco Evenepoel o Egan Bernal. La plenitud de un ciclista se ha establecido históricamente casi a sus treinta años. Por ejemplo, Miguel Indurain ganó su primer Tour de Francia con 28 años recién cumplidos. Plazos que se fueron acortando con Alberto Contador, ganando su primer amarillo en París con 25 y las tres grandes un año después con sólo 26 años.

En el ciclismo actual, la generación de los nacidos en el año 1990 es la dominante en todos los terrenos: Nairo Quintana, Tom Dumoulin, Michal Kwiatkowski, Romain Bardet, Thibaut Pinot, Michael Matthews o especialmente, Peter Sagan. Otros grandes nombres como Mikel Landa o el reciente ganador de La Vuelta, Primoz Roglic (29, cumple 30 en octubre de este año) nacieron un año antes y ya parecen veteranos por esta precocidad de grandes campeones que está alumbrando el ciclismo.

La quinta del noventa coexistió con los grandes vueltómanos nacidos en el primer lustro de los ochenta como Contador, Nibali, Froome o Andy Schleck. A día de hoy, y con Nibali y Froome como únicos ‘supervivientes’ los que hoy no tienen ni treinta años ya se ven amenazados con ciclistas que son casi diez años más jóvenes y lo que es más importante, con un mayor margen de progresión. Aunque en este sentido también es necesario resaltar que también corren un riesgo del estancamiento o de no cumplir altas expectativas, sobre todo a la hora de ganar u obtener grandes resultados.

El triunfo de Richard Carapaz el pasado Giro de Italia con 26 años ya abrió ese cambio o brecha generacional que el ciclismo y sus aficionados han tenido que asimilar a toda velocidad conforme ha ido transcurriendo la temporada. Aunque en esa coexistencia de veteranos y nobeles también hay que mirar los laureles con respeto y emoción, especialmente los de ‘viejos’ como Alejandro Valverde o Philippe Gilbert en esta Vuelta. Cuando el murciano subió al podio de La Vuelta por primera vez, concretamente en 2003, Pogaçar apenas tenía cinco años. Y ojo porque en 2020 Chris Froome irá decidido a por su quinto Tour de Francia, Vincenzo Nibali seguirá aspirando a todo y otros treintañeros ya bien crecidos no querrán dejarse comer el terreno por ningún niño prodigio.