Wout Van Aert, la cara del dolor de una París-Roubaix: cayó desplomado en el velódromo
Actualizado 15/04/2019 a las 08:13 GMT
El ciclista belga Wout Van Aert fue otro de los grandes protagonistas de la París-Roubaix 2019 que ganó Philippe Gilbert ante el alemán Nils Politt. Sufrió averías mecánicas, sufrió una caída, se quedó descolgado varias veces del grupo de favoritos pero acabó remontando para enlazar con la cabeza y llegó completamente exhausto al velódromo. Allí, se desplomó.
Quienes han corrido una París-Roubaix, especialmente los ciclistas que han disputado la victoria, señalan que en esta carrera de 260 kilómetros que transita sobre tramos de irregulares adoquines bajo frío, viento y en ocasiones lluvia, el cuerpo humano traspasa el umbral del dolor.
Casi siete horas sobre una bicicleta a toda velocidad, con riesgo de fuertes caídas, tensión muscular en los tramos sobre pavés y una máxima concentración para no caerte o no sufrir averías mecánicas.
Al belga Wout Van Aert le pasó todo esto. En el tramo adoquinado del Bosque de Arenberg sufrió una avería mecánica. Tardaron en reponerle la bicicleta y le tocó remar contracorriente porque ningún compañero de su equipo, el Jumbo-Visma, le esperó para ayudar a reenganchar.
Con una bici que no era la suya, se fue al suelo contra un bordillo. Aún así se levantó y siguió tirando con fuerza y pundonor para contactar con la cabeza de carrera, incluso esquivando a toda velocidad la caravana de coches y equipos, aumentando el riesgo de otra caída e incluso un atropello.
Al conectar con el grupo de Gilbert y Sagan, resistió unos kilómetros pero acabó pagando ese esfuerzo y no tuvo opciones de disputar la victoria. Ya hizo más que suficiente y se lleva una lección vital en la que ha sido su primera temporada completa de clásicas en un equipo World Tour tras dejar el ciclocross, especialidad en la que ha reinado junto a Mathieu Van der Poel durante los últimos años.
Al llegar al velódromo y firmar un 22º puesto en la clasificación final, se desplomó en la hierba, empezó a toser y su cuerpo convulsionó fruto del dolor, de los calambres y de un extremo agotamiento. Estuvo así varios segundos y acabó levantándose, pero esta imagen de Van Aert ejemplifica como pocas lo muy dura que es esta carrera y por qué es llamada ‘El Infierno’.
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