Pedaleando sobre el mar: fotos para la posteridad de Van der Poel y Van Aert

Ya se vio en las pruebas élite femenina y las dos Sub’23, pero todo el mundo esperaba ese duelo entre Mathieu Van der Poel y Wout Van Aert sobre la playa de Ostende pedaleando literalmente sobre las aguas del Mar del Norte. No era magia ni el pasaje bíblico de ningún mar abriéndose, sino tan solo unas imágenes que por su belleza y espectacularidad ya forman parte de la historia de la modalidad del ciclocross y del ciclismo en sí.

El largo paso por la arena de la playa y todo el pelotón de corredores buscando una superficie más dura y transitable acercándose a la orilla y dejándose bañar por el agua dotaron de un aura especial a este Mundial de ciclocross.

Y no solo por ver a dos colososos pedalear sobre el agua, sino porque la dureza de este tramo fue decisiva para el devenir de la carrera: ahí pareció en primera instancia que lo ganaría Van Aert al sacar unos segundos de ventaja en la primera vuelta a su rival y ahí lo acabó de perder el belga, cuando unas vueltas después y en plena caza, las fuerzas le fallaron y decidió echarse la bici al hombro y patear esa arena en lugar de transitarla sobre su bici.

Van der Poel, que había preparado este Mundial a conciencia sobre las playas de Benicàssim (Castellón) aprovechó su técnica y esa duda de su rival para distanciarse de forma definitiva y sumar su cuarto entorchado.

En apenas unas semanas los veremos sobre asfalto y el adoquín de las clásicas belgas, porque la mejor rivalidad que existe en el ciclismo actualmente ya es sobre cualquier superficie, tramo o especialidad: ¡hasta por el agua! como se vio en este gran Mundial de ciclocross de Ostende.