¿Qué pasó con… Johann Muehlegg, antes ‘Juanito’?

Durante aproximadamente ocho horas, el esquí de fondo se convirtió prácticamente en el deporte rey en España. Había que remontarse a los tiempos de los hermanos Fernández Ochoa para ver a tantos españoles hablando de algún deporte de invierno. ‘Juanito’ era el héroe de España. Dos años después salía a la luz ‘Solo contra todos’, su autobiografía.

En 2002, Muehlegg lograba el mayor hito en la historia de los Juegos Olímpicos de Invierno para España. Salt Lake City fue testigo de los tres oros cosechados por ‘Juanito’. Los 30 kilómetros estilo libre y los 10 kilómetros persecución dieron paso a la prueba reina: los 50 kilómetros. Pero cuando subió al podio de esta última, ya sabía que el oro de su cuello estaba a punto de desvanecerse. Había dado positivo 48 horas antes, y ya se lo habían dicho.

Defensor de su inocencia a capa y espada, conservó las otras dos medallas hasta 2004, cuando el COI decidió quitárselas a instancias del TAS. Una historia extraña, hasta el punto de que su positivo fue a causa de una sustancia llamada darbepoetina, una variedad de la EPO –considerada indetectable en la época- producida mediante la recombinación del ADN en células de hámster chinos.

Entre su ascenso y caída pasaron desapercibidas algunas de las ideas más extravagantes de Muehlegg. Quizá la más conocida sea la de Justina Agostinho, la santera portuguesa que le acompañaba a todas partes desde que se la recomendara su hermano en 1993, cuando sentía “malas vibraciones”. Justina, hasta entonces señora de la limpieza, le aseguró que alguien de su entorno le quería mal.

Johann culpó al entrenador jefe de la selección alemana, Georg Zipfel, en lo que fue el inicio de las desavenencias con la Federación Alemana, que a la postre acabarían propiciando su nacionalización como español y su (efímera) conversión en ‘Juanito’. Les acusó de haberle echado mal de ojo, y su paranoia llegó al punto de consumir solamente agua que hubiese sido previamente bendecida por Justina; y de contratar como cocinero personal a Miguel Agostinho, marido de esta.

Fue apartado y vuelto a readmitir, antes de ser expulsado definitivamente del equipo germano. Tocaba buscar un país de acogida.

En 1997 llegó el primer acercamiento a la Federación Española, y como los modestos esquiadores patrios les daban buenas vibraciones, acometieron los trámites para competir bajo la bandera rojigualda. En noviembre de 1999 se hizo efectiva.

Pero Justina no era, ni mucho menos, la única excentricidad del esquiador. La ‘BBC’ recogió estas palabras de Muehlegg durante una entrevista: “Los alienígenas tienen una gran influencia sobre mí. Los veo, están siempre en contacto conmigo, hablándome. Puede parecer ridículo, pero obviamente mis éxitos han sido con su ayuda. He sido campeón olímpico y mis logros se escribirán en la historia”. Así era ‘Juanito’.

Tras conocerse el positivo, ‘Juanito’ luchó para defender su inocencia, con el argumento de que el laboratorio donde fueron analizadas las muestras no estaba homologado. Sin embargo, en el contraanálisis no hubo sorpresas y se confirmó su suspensión. En un principio quiso acudir a los JJOO de Turín 2006, pero no se sintió respaldado por la Federación, a la que acusó de dejarle a la deriva, cuando poco antes se estaban jactando de que sus tres medallas eran totalmente españolas.

Desencantado, abandonó la práctica del esquí de forma profesional y se refugió en Baviera, lejos de todos los focos. Reapareció de forma breve en 2009 de la mano del periodista Jordi Évole, alias ‘El Follonero’, que le invitó a su ‘Salvados’ para darle la ocasión de explicarse. Ante la pregunta de si seguía manteniendo que no había tomado nada prohibido, su respuesta fue tan ambigua como esclarecedora: “Sí o no, igual que los otros”.

Desde dicho paréntesis en su retiro no se ha vuelto a saber nada de él. Se desconoce si la nave nodriza ha ido ya a buscarle.