A la altura de juveniles

La Federación decidió el pasado miércoles meter a la Primera División femenina en el mismo saco que todo el fútbol no profesional, desde la Segunda B hasta las categorías juveniles, y dar por terminada la competición con todavía nueve jornadas por disputarse (una suspendida por la huelga y las ocho restantes del calendario paralizado por la Covid-19).

“Está claro que si ni se intenta el analizar o protocolizar la vuelta a la competición del futfem nunca hubiera ocurrido. ‘El futfem es nuestra prioridad’ se decía hace poco desde la RFEF pero comparan la Liga Iberdrola con los juveniles”, escribió Ana ‘Willy’ Romero, futbolista de Betis, el equipo más crítico con la decisión y uno de los Ana González, Priscila Borja o Merel van Dongen también han reaccionado con dureza. “Dejen de engañarnos”.

“Me duele mucho, como futbolista profesional, que la Federación no nos llame profesionales”, asegura Merel van Dongen. Es el sentir de muchas futbolistas por la decisión de la RFEF, causando una gran decepción porque la reanudación de la Liga ni siquiera estaba contemplada en los escenarios propuestos. Es ahora cuando se recuerdan con más ahínco las palabras de Luis Rubiales de principios de año, cuando afirmaba que el fútbol femenino “es una prioridad”. “Que triste y cansada me siento después de tantos luchando”, confiesa la veterana Priscila Borja, una de las más dolidas con la situación.

¿Por qué la Primera División femenina no ha seguido el mismo cauce que la masculina, donde el regreso a los terrenos de juego es inminente? Los ingresos y la capacidad de atracción todavía es menor en comparación con La Liga, pero no hay duda de que la Primera Iberdrola, gracias a patrocinadores, calidad de futbolistas y el recién firmado convenio colectivo ha creado una imagen cada vez más profesional. La anticuada Ley del deporte establece, sin embargo, solo tres competiciones con carácter profesional en España: todas ellas son masculinas (Primera, Segunda y Liga ACB). El Partido Popular ya ha instado al CSD ha revocar la decisión, mientras que Ciudadanos ha pedido explicaciones: "¿Qué valoración le merece al Gobierno la suspensión de la Primera Iberdrola al considerarla no profesional cuando, sin embargo, se ha firmado el primer convenio colectivo?".

"En España, todas las futbolistas tienen sus contratos. También hay acuerdos sobre los derechos de televisión. Y, teniendo en cuenta que quedan solo 8 jornadas por disputarse, la temporada se podría terminar en un mes, si se dieran las condiciones sanitarias", afirmó Pedro Malabia, director de fútbol femenino de la Liga, en un encuentro virtual organizado por The Football Business Academy. La Asociación de Clubes pidió expresamente que no se diera por terminada la competición, después de una cumbre con 13 de los equipos de Primera Iberdrola. “Resulta precipitado tomar la decisión de dar por finalizada la competición en este momento. El impacto tanto económico como sobre la integridad de la competición sería tan importante que deberían apurarse al máximo las opciones y plazos antes de adoptar una decisión tan importante", señalaron a través de un comunicado al que la RFEF hizo oídos sordos.

La Primera Iberdrola estaba decidida en diversos frentes, eso sí. El Barça contaba con nueve puntos de ventaja sobre el Atlético tras sumar 19 victorias en 21 partidos. De esta forma las azulgranas han logrado su primer título liguero desde el 2015. Las rojiblancas, por su parte, aseguran una plaza Champions que tenían a tiro, aunque no de forma definitiva (+5 sobre el Levante).

La gran duda estaba en la zona baja de la tabla, donde el Espanyol ha logrado salvarse con solo cinco puntos en su casillero y sin una sola victoria desde hace más de un año. La salvación estaba a 13 puntos. Necesitaban un milagro y lo han tenido en forma de pandemia. El otro equipo que se ha librado de descender es el Valencia, que arrastraba una racha de lo más preocupante (15 partidos oficiales sin ganar), aunque el Sporting de Huelva, solo un punto por encima y con una plantilla limitada, ha respirado con más alivio si cabe. El propio técnico del cuadro onubense, Antonio Toledo, no ha dudado en celebrar la decisión de la RFEF: “Era lo más razonable y lógico, llevo diciendo desde marzo que en estas circunstancias no veía posibilidad de reanudar la competición”.

En Reto Iberdrola, la segunda categoría del fútbol femenino español, la controversia ha sido mayor. En el grupo Sur, el Granada se ha quedado a un solo punto de ascender, con ocho jornadas todavía por disputar. El premio ha sido para el Santa Teresa, actual líder. “Se acabó́, de la forma más injusta y la que menos merecíamos. No nos dan ni la oportunidad de luchar por esta liga. Se van a jugar muchos partidos (juveniles incluso) pero para subir a Primera División femenina no”, ha protestado con dureza Marta Carrasco, jugadora nazarí. El Albacete, a cuatro puntos del liderato, también ha lamentado la decisión.

Acaba así una temporada que debía ser de crecimiento, de confirmación de un fútbol femenino español capaz de atraer a las masas y de sumar récord tras récord. La firma del convenio colectivo (con un cúmulo de despropósitos y jornada de huelga mediante) es la única buena noticia de la 19-20, bastante por detrás de la temporada anterior en cuanto a logros e imagen. Echando la vista atrás, recordamos un Wanda Metropolitano lleno a rebosar o una final de Copa de la Reina histórica en Granada. El Barça en la final de Champions y el cuadro de Jorge Vilda desafiando a la selección más poderosa del mundo.

De la ilusión hemos pasado a la decepción en menos de 300 días. La RFEF se adueñó de la competición y prometió muchas cosas, el conflicto por los derechos de televisión sigue vigente, la huelga dejó constancia de la falta de entendimiento y este apresurado cierre no hace más que avivar la llama de la desconfianza, equiparando con juveniles a unas futbolistas profesionales en todos los aspectos salvo en el papel.