Cristiano, sus nuevos escuderos y el recuerdo de su triplete a De Gea en Sochi

Cristiano Ronaldo fue noticia en el último parón internacional por haber sobrepasado la barrera de los 100 goles con la camiseta de Portugal. En Suecia estiró su cuenta personal hasta los 101 y al término del partido lamentó la ausencia de un factor diferencial para él: la gente en las gradas en su contra. “Cuando juego fuera de casa me gusta ser silbado. En primer lugar está la salud, pero es triste. Es como ir al circo y que no haya payasos, ir a un jardín y que no haya flores”, lamentó mientras en los medios se glosaba su último récord estadístico.

Un mes después, Ronaldo tendrá público en el José Alvalade, el estadio en el que dio sus primeros pasos en la élite con la camiseta verdiblanca del Sporting. Serán 2 500 los afortunados que disfrutarán de una nueva edición del derbi ibérico, y aunque no estarán silbando a Ronaldo sino alentándolo, será un acicate más para la estrella de la Juve, que seguirá con su ritual de meditación antes de los partidos en el vestuario.

Posiblemente le lleguen durante esos segundos de concentración destellos de Sochi en 2018, cuando empezó a rodar el balón para portugueses y españoles en el Mundial y Ronaldo se erigió en el héroe del partido con sus tres goles a De Gea. El meta español no volvió a ser el mismo desde aquella noche que supuso el principio del fin para la Roja en Rusia, pero Ronaldo sí sigue con su hambre competitiva intacta y apurando sus posibilidades de seguir aumentando su número de Champions Leagues en Turín tras abandonar Madrid.

En la previa del partido, Fernando Santos dejó entrever que no habrá descanso para Ronaldo en Lisboa. Llegó descansado después de la incomparecencia del Nápoles en Turín en la Serie A y la posibilidad de seguir aumentando sus registros. España es la única selección de las cinco grandes europeas a la que ha podido batir (ante Inglaterra, Francia, Alemania e Italia sigue a cero) y el luso no es de los que suelta una presa a la que ya conoce cómo hincarle el diente.

El seleccionador luso también recalcó que tanto Portugal como España siguen manteniendo el mismo ADN de hace dos años, pero la Seleção das Quinas ofrece una nueva pareja de escuderos para Ronaldo para encarar su supuesto ocaso. Francisco Trincão y João Félix asoman como el futuro de los lusos. Tras la irreverencia juvenil de los jugadores de Barcelona y Atlético se asientan los cada vez más veteranos Bernardo y Fernandes, ya presentes en Rusia pero con un extra de madurez, relevantes al máximo nivel con los dos equipos de Mánchester. En la línea ofensiva, Diogo Jota también ha dado el salto de calidad y aprovecha las desatenciones de las defensas rivales, centradas casi exclusivamente en intentar frenar al de Madeira.

Con 35 años, aún no se adivina cuándo empezará a asomar el declive de Ronaldo, pero Fernando Santos tiene claro que no será una estrella que se apague lentamente: “Puede llegar un momento en el que sienta que no tiene las mismas habilidades. No es un jugador que baje el nivel; cuando lo sienta se irá por su propio pie. Cuando sienta que no puede ser Ronaldo, no será Ronaldinho”, dijo puntualizando que se refería a una versión minimizada de sí mismo, no del exastro de Brasil.

El partido de esta noche está catalogado como amistoso, pero no puede considerarse así un derbi ibérico en el que siempre hay cuentas pendientes. Cuando España dejó a Portugal fuera de la carrera por el Mundial 2010, los lusos respondieron en un amistoso en noviembre con un contundente 4-0. Hace dos años, Ronaldo se negó a entregar la cuchara y castigó hasta el final a un tembloroso De Gea, que buscará reivindicarse tras recibir un set hace unos días en Inglaterra. En 2020, en el primer retorno con cuentagotas de la afición a los estadios portugueses, Luis Enrique Martínez debería encontrar una respuesta definitiva al examen permanente al que somete a sus centrales. Con el ‘7’ portugués enfrente, no se admiten experimentos.