Arranca la segunda etapa de Zidane en el Real Madrid con exceso de equipaje

Hacía tres veranos que Florentino Pérez no se rascaba el bolsillo. Zidane encadenó tres Ligas de Campeones al tiempo que exigía al presidente refuerzos en ataque y en defensa. Después de conquistar el tercero, cansado de que su opinión no se tuviera en cuenta y consciente de que no podría mejorar lo logrado, el francés renunció inesperadamente provocando un agujero en la línea de flotación del club. Después de recibir calabazas de varios entrenadores (Allegri y Klopp entre ellos) se decidió por Julen Lopetegui, una apuesta que resultó fallida.

Zidane ha regresado para acometer la renovación del vestuario y abanderar una nueva etapa en la que Florentino le ha prometido, además de refuerzos, voz y voto en la renovación de la plantilla. Y eso se ha traducido en la llegada de un delantero, el contundente Jovic, y por fin el fichaje de un defensa, el versátil Mendy. Junto a ellos se ha recuperado la vieja costumbre de fichar un galáctico, en este caso el que demandaba ZidaneEl belga ya fue recomendado por Zizou cuando era jugador del Lille y ahora, siete años después, ha podido concretar su llegada para liderar al nuevo Real Madrid.

El técnico francés espera aún la posible llegada de un centrocampista. A él le gusta Pogba, pero su ficha astronómica, hace que Florentino prefiera a Eriksen, al que ve como el sucesor natural de Modric. Sin embargo, el Real Madrid arranca la pretemporada envuelto en un ambiente enrarecido por el sobrepeso de su vestuario. Después de abrir la puerta a Marcos Llorente (Real Madrid), Mateo Kovacic (Chelsea), Raúl de Tomás (Benfica), Sergio Reguilón (Sevilla), Martin Odegaard (Real Sociedad), Theo (Milan) o Luca Zidane (Racing), en el vestuario siguen sobrando jugadores y futbolistas como Keylor Navas, Lucas Vázquez, Dani Ceballos, James, esús Vallejo, Mariano, Isco y, especialmente, Gareth Bale están en el mercado.

El caso del galés es el paradigma del acomodamiento ya la falta de ambición competitiva. Bale se ha negado a salir del Real Madrid abrazado a un jugoso contrato que le mantiene cómodamente instalado en Madrid has junio de 2022 con una ficha que irá creciendo de los 15 a los 19 millones anuales. Y su idea es seguir jugando al golf en España. Así que el Real Madrid, que no tiene ofertas por él, ha llegado a barajar hasta una cesión para quitárselo de encima.

Otro punto caliente es la portería, donde Navas ha exigido unas condiciones que complican su salida y todo apunta a que un nuevo pulso esta temporada entre Courtois, el portero que fichó el presidente, y Navas, el portero que defendió Zidane hasta frenar el fichaje de Kepa. Florentino se ha llegado a desplazar hasta Canadá para acelerar las salidas de los jugadores con los que no cuenta Zidane para ir aligerando el peso del vestuario.

El gran objetivo de los blancos debe ser la Liga, más por una cuestión de credibilidad que por otra cosa. Los blancos se han mostrado en las últimas temporadas como un equipo perezoso que se desentiende de los esfuerzos continuados y explota su pegada en los torneos con eliminatorias como la Champions. Zidane propone un fútbol pragmático, a ratos aseado y vertiginoso en ataque cuando contaba con la figura de Cristiano Ronaldo. Ahora tendrá que proponer un estilo más combinativo con Hazard arrancando desde la banda a pie cambiado o por detrás de Benzema y/o Jovic. Descartado Neymar, más pendiente de su vida extrafutbolistíca que de lo pasa dentro del césped, Florentino sueña con poner el colofón a esta plantilla con Mbappé. Pero hasta que eso ocurra, que no será este verano, Zidane tiene que ir creando automatismos en un equipo con futbolistas acomodados, refuerzos notables y meritorios a los que Zidane mira con recelo como Vinicius y Rodrygo, a los que ha inscrito en el Castilla.