Deportes populares
Todos los deportes
Mostrar todo

Blog De la Calle: Sri Lanka, capital: Fuentealbilla

Fermín de la Calle

Actualizado 14/01/2016 a las 10:05 GMT

Desde que Kasun Jayasuriya se retiró de la selección, allá por 2009, Sri Lanka no ha encontrado a nadie que lleve el brazalete con la misma jerarquía.

Partido de fútbol en Sri Lanka

Fuente de la imagen: Eurosport

Jayasuriya es una leyenda en su país, pese a practicar el fútbol, un deporte que no es, ni de lejos, en lo que antes se conocía como Ceilán. El pasado verano Sampath Perera, otro mito del fútbol de Sri Lanka, se reunió con un varios veteranos de la selección para decidir a qué jugador entregar la responsabilidad de la capitanía de Sri Lanka. Preguntó a tres jugadores diferentes y dos de ellos le dieron el mismo nombre. Perera conoce perfectamente el fútbol de su país, en el que actuó como jugador y capitán de la selección antes de hacerse con el cargo de seleccionador. Esta es la cuarta vez que el legendario central asume la dirección de los Leones. Todo comenzó en 2004, dejándolo en 2006, para regresar en 2009, repetir en 2012 y volver a tomar las riendas de la selección el verano pasado.
Después de hablar con varios jugadores, el elegido fue Roshan Amarathunga Arachchige Nalaka. Un centrocampista espigado que milita en el equipo de la Marina, club que no cuenta con títulos de Liga, muy lejos de sus rivales de la Ejército, Aviación y la Policía. Nalaka, de 26 años, es uno de los estandartes de su equipo y un espejo en el que se miran los jóvenes de Sri Lanka, además de por su talento futbolítico, por su implicación en causas solidarias.
Hace unos meses Perera y Nalaka recibieron la citación de la federación para emitir sus votos de cara a la entrega del Balón de Oro 2016. Perera y Nalaka se reunieron en la salita de la vetusta sede de la Federación y en pocos minutos decidieron compartir la elección como mejor jugador del año en la persona de Andrés Iniesta. Uno podría pensar que les une al azulgrana la complicidad de la demarcación, pero nada más lejos de la realidad. Nalaka es un centrocampista espigado, con más hechuras de Busquets, y Perera fue un central correoso con mucho oficio que mandaba desde atrás en sus equipos. Sin embargo, a ambos les une la admiración por el majestuoso fútbol del albaceteño, por esa magia que les ha deslumbrado pese a estar distanciados por 8.500 kilómetros.
Mucho más lejos, a 17.617 kilómetros, en la localidad melanesia de Noumea, juega el Magenta, un equipo muy cholista armado desde atrás sobre la sobriedad defensiva de sus dos prometedores centrales: Loïc Wakananumune y Jean-Brice Wadriako. El primero ha sido nombrado jugador del año y el segundo, dicen, marcará una época en el fútbol de su país. Jean-Brice luce una estrafalaria melena rizada que le da una apariencia mitad hippy mitad setentera que le hace inconfundible en el campo. El francés Alain Moizan, seleccionador de Nueva Caledonia hasta hace unos meses e internacional galo en el inicio de los 80 que se desempeñaba en el mediocampo, ha alimentado el gusto del destartalado Wadriako por el fútbol de toque. Tal ha sido la influencia que el central de 22 años, elegido capitán de Les Cagous, decidió votar como mejor jugador del año a Iniesta. Y todo gracias al trotamundos Moizan, quien llegó a Nueva Caledonia tras dirigir a Malí y Mauritania.
Los que votaron a Iniesta en el Balón de Oro
No lejos de Mauritania, en Túnez, nació y 'ejerce' nuestro siguiente protagonista: Yassine Chikhaoui. Este rocoso ariete ha visto decenas de partidos del Barcelona, especialmente después de ser traspasado de su querido Étoile du Sahel al Zúrich. En el equipo suizo ha pasado ocho temporadas rentabilizando su 1,90 y 90 kilos. Ariete de buenos movimientos, vivió su mejor momento en la Copa de África de 2008, en la que fue seguido por ojeadores del Manchester United, Bayern o Juventus. Pese a su apariencia física, Chikhaoui siempre observó con admiración a jugadores de menor talla y más capacidad técnica. Por ello el pasado mes de octubre, ya de vuelta a su país como jugador del Al-Gharafa, decidió plasmar ese gusto por el fútbol de salón al ejercer su voto para el Balón de Oro como capitán de la selección de Túnez. Y lo hizo designando a Iniesta como mejor jugador del año.
La historia de Pierangelo Manzaroli es una historia de determinación, la de un tipo que siempre tuvo claro lo que quería, más allá de los resultados. En octubre de 2013 Giampaolo Mazza, por entonces el entrenador que más tiempo llevaba en el banquillo de una selección, con 15 años al frente de San Marino, dio un paso al lado y señaló a Manzaroli como el sucesor idóneo. Pierangelo tuvo una modesta carrera como jugador en los 90 y principios de 2000. Acumuló 38 internacionalidades (sin marcar un gol), pero Manzaroli cuenta con un récord inigualable: estuvo en todos los éxitos de la historia del modesto fútbol de San Marino. Como jugador participó en el encuentro de clasificación para el Mundial e EE UU '94 contra Turquía el 28 de octubre de 1992, en el que San Marino arrancó un histórico 0-0. También estaba en el campo cuando Gualtieri humilló a Inglaterra marcando a los ocho segundos de partido, por más que luego encajasen siete los del pequeño país. También participó en el legendario empate a uno en Letonia el 25 de abril 2001, en choque valedero para la clasificación del Mundial de Japón y Corea. Como técnico de club asumió en la temporada 2003-04 convirtiéndose en jugador-entrenador del Pennarossa, club sin títulos en su palmarés, al que llevó a conquistar la Copa de la Liga esa misma campaña. Años después, en el verano de 2007, Manzaroli entrenaba al Libertas, que jugando la clasificación para la Europa League, logró un empate ante los irlandeses de Drogheda United. A todo eso ha añadido un empate ante Estonia como seleccionador, el mejor resultado de San Marino en la última década.
Manzaroli era un jugador de esos que tiene el fútbol en la cabeza. Un hombre que prioriza los roles del mediocampo para armar su equipo. Por eso no ha extrañado a sus jugadores que en la votación del Balón de Oro haya apostado por Iniesta y por Touré. Toque y recuperación. Más de lo segundo tenía Óscar Ramírez, centrocampista costaricense de reconocida jerarquía en la medular conocido futbolísticamente como El Machillo (El Rubio). Nacido en San Antonio de Bailén, su traspaso desde el Alajuense al Saprissa provocó una conmoción en su país en el 93. Ramírez siempre se hacía rodear de jugadores "de buena pierna". Y eso es lo que hizo el día que votó en calidad de seleccionador de Costa Rica: dar sus puntos a Iniesta.
Cinco desheredados del fútbol mediático que viven alejados de los focos han decidido premiar la magia con la que Iniesta ha deslumbrado sin grandes exhibiciones físicas ni devastadores registros goleadores. Hay una línea invisible que una Fuentealbilla con Sri Lanka cruzando el planeta pasando por Túnez y San Marino camino de Nueva Caledonia, para saltar desde allí a Costa Rica. La ruta del buen gusto de estos secundarios que no llenan titulares ni abren informativos, pero que con sus votos han devuelto a Andrés todos esos momentos majestuosos del fútbol de barrio que ha regalado al mundo.
Fermín De la Calle / Eurosport
Únete a Más de 3 millones de usuarios en la app
Mantente al día con las últimas noticias, resultados y deportes en directo
Descargar
Compartir este artículo
Anuncio
Anuncio