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Balón de Oro | La opinión de Elías Israel: Messi o el año que el Oro pesó más que el Balón

Elías Israel

Publicado 30/11/2021 a las 10:17 GMT

Leo Messi se alzó con su séptimo Balón de Oro en un año donde el rendimiento del astro argentino no ha destacado por encima del resto. Su séptimo galardón, pese a no ser un ecándalo, responde más a un cuestión de su llegada mediática al PSG que su rendimiento en el campo pese a la Copa América. Lewandoswski, la gran víctima.

La leyenda se agranda: Leo Messi conquista su séptimo Balón de Oro

No había más que ver la llegada de Messi con Antonella y sus tres hijos, vestidos con el mismo esmoquín que el astro, para comprobar que la suerte estaba echada en el precioso Teatro Chatelet. París se envolvió de glamour, pero esta vez las palabras sí estuvieron a la altura de los premios. Alexia Putellas, menuda hazaña la suya y qué gran espaldarazo para el fútbol femenino español, se acordó de su padre; Pedri, el mejor joven, mencionó a sus paisanos, todos los que sufren y han sufrido por los destrozos del volcán de La Palma, mientras Leo Messi empatizó como nunca y reivindicó el Balón de Oro que la pandemia le hurtó a Robert Lewandowsky. Bien harían en dárselo. El caramelito al polaco, como mejor delantero del año, sonó tan hueco como injusto. Eso sí, France Football sorprendió con los portadores de los Trofeos en las figuras de Fernando Alonso y Ocon. También atinó con la sorpresa de Luis Suárez, entregando el gran premio a su hermano futbolístico en el abrazo más sentido de la noche.
Más allá del indiscutible éxito de La Masía en la Gala del Balón de Oro, esta vez cuesta comulgar con la elección del astro argentino. Ya ocurrió cuando en el año 2010 ni Xavi ni Iniesta, bandera de la Selección Española campeona del mundo, se quedaron con un palmo de narices y tuvieron que aplaudir a su compañero de equipo. Aquella selección de época merecía dicho reconocimiento. Nadie puede dudar de que Messi está entre los tres mejores de la historia, pero no ha sido el mejor jugador del año, por mucho que se haya sacado la espinita del título con su Selección en la Copa América.
En esta edición pesó mucho más lo icónico que lo futbolístico. Tendemos a pensar que los méritos deportivos son la vara de medir de todos los votantes y son muchos más factores los que influyen. Es muy difícil desbancar a Leo Messi o a Cristiano Ronaldo, salvo con una actuación estelar en un Mundial, como la que tuvo Modric, con sus méritos añadidos en el Real Madrid. Leo ha tenido un buen año, pero no un año extraordinario y la sensación, que nada tiene que ver con los colores, es que su imponente llegada a París, en cuanto a ruido y convulsión del planeta fútbol, ha escorado las intenciones de los periodistas votantes, elegidos por la revista France Football en más de 180 rincones del planeta.
La imagen del hombre que aprieta el botón rojo e ilumina la Torre Eiffel tiene un componente metafórico en el imaginario francés muy llamativo. Darle cualquier premio a Leo Messi no puede ser considerado ningún escándalo, pero los criterios del Balón de Oro son difusos y, en este año, se ha beneficiado la trascendencia más que el rendimiento del hoy jugador del PSG. El brillo del Oro ganó al Balón en esta ocasión.
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