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Bayer-Atlético, el post del postpartido: Champions o nada
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Publicado 21/02/2017 a las 22:38 GMT+1
Partidazo, 2-4 y los cuartos de Champions frente al catalejo. Tierra a la vista, pues, para un Atlético que no hizo prisioneros en la batalla de Leverkusen. Las primeras dianas de Saúl y de Griezmann transportaron al Atlético a lo que es, uno de los mejores equipos del mundo (que nadie lo olvide), actual subcampeón de Europa y en camino de más.
Bayer Leverkusen vs. Atlético Madrid
Fuente de la imagen: AFP
Saúl. Del Bayern al Bayer, volvió a protagonizar un gol tan bello como eterno. Regatear por el perfil del diestro, amagar y tirar donde (como antiguamente se decía) cuelgan las telarañas de la portería. Inapelable. ¿Irrepetible? No en su caso. Habrá un tercero alguna noche europea. Porque Saúl no marca tantos (tantos goles), pero los que sí firma dejan huella indeleble. La huella de la grandeza, del recuerdo, del paroxismo en su realización. Son obras de arte, propias de un traspaso que ni los jeques.
Gameiro. No se le resistió ni el penalti, aunque ayudó que ese juez de gol a medio metro fue ridículo al no fijarse en que era fuera del área. Ya es, de repente, Kevin otro jugador, la estrella que faltaba al firmamento rojiblanco. Esa confianza que le refrendó Simeone con la titularidad, después del ‘hat-trick’ (bello palabro en el fútbol) de Gijón, la correspondió el galo con un encuentro total. De arriba a abajo, un dolor de cabeza para la aspirina del Bayern. La asistencia a Griezmann en el 0-2 y el tirazo a la cruceta en el minuto 50 fueron sus momentos álgidos hasta el instante cumbre de un nuevo penalti. Lo metió (que el BayArena no es el Camp Nou) y va a más. Y hasta el cuarto también fue suyo, por dejarle la plaza al 'Niño' Torres.
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Saul Niguez
Fuente de la imagen: AFP
Griezmann. Es un ‘latin goal scorer’. Y no faltó a su cita con él. Su tanto fue de romperla, de los que se gozan. Porque los goles que dan en el larguero son como más goles. Tocan chicha. Retumban. Tiemblan. Luego no estuvo bien en el que pudo ser el 0-3, un mano a mano ante Leno, pero nadie es perfecto. Ni él.
El Leverkusen. Son alemanes y eso es garantía de algo, a veces de mucho, incluso demasiado. En su caso fue meter dos goles casi sin querer (y justo antes de la notable avalancha del final, donde ahí no logró anotar). La lástima fue que provocaron el error de Moyá en el 2-3, que le resta al meta todavía más posibilidades ante el retorno de Oblak. Pero Moyá ha cumplido como un héroe en su papel de sustituto. Merece un recuerdo mejor que esa pifia al despejar al centro y chocar el balón en la rodilla de Savic. Seguro que lo tiene. Porque agradecida es la afición atlética.
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