Blog Vintage: La estrella del Inter que escondía botellas de whisky en el córner

Y en Italia siempre será recordado como aquél que escondía botellas de whisky en el banderín de córner.

Era el delantero sueco Karl Lennart "Nacka" Skoglund, estrella del Inter entre 1950 y 1959 a la par que triunfaban en el rival ciudadano, el Milan, los componentes del denominado Gre-No-Li (contracción de los nombres futbolísticos de Gunnar Gren, Gunnar Nordahl y Nils Liedholm). Con ellos, el Milán alcanzó la increíble cifra de 118 goles en una Liga de 20 equipos (38 jornadas). Pero esa será otra historia en Vintage Club de Fútbol…

Skoglund, volviendo a Skoglund, llegó al Calcio desde el pujante en la época fútbol sueco (Hammarby y AIK). El Inter confiaba en su velocidad por la banda izquierda para ganar ataque. También se ganó Nacka el apodo de “la mazorca de maíz que se balancea”.

Apodado Nacka por su hermano mayor que jugó en el Nacka FF, Skoglund ya fue referencia de la selección sueca tercera en el Mundial de Brasil 1950. Allí ya recibió una oferta del Sao Paulo, baja según un AIK que logró cinco veces más del Inter en octubre tras la Copa del Mundo. Al AIK, por cierto, llegó desde el Hammarby por 1.000 coronas suecas (unos 100 euros), un abrigo para su madre y un traje para él.

Recibido por 10.000 ‘tifosi’ ilusionados por lo que se hablaba del extremo sueco, Skoglund respondió sin demora: 5-1 a la Sampdoria en su debut y victoria 2-3 ante el Milan en su primer derbi. Pero empezaron a la vez en la prensa comentarios sobre su desmedida afición por el alcohol. Tenía siempre, por ejemplo, una botella de Ballantine’s en su taquilla del vestuario interista. Y también pronto comenzaron los incidentes.

Componente de la selección sueca subcampeona del mundo en 1958 (derrota 2-5 contra la Brasil de un imberbe Pelé), a su regreso Skoglund se vio devorado por los problemas económicos. Su mujer había demandado a su asesor sin él saberlo, éste se querelló por difamación y el bar que regentaba el matrimonio en la vía Paolo Sapri de Milán (el peor refugio de un alcohólico) estaba en quiebra. Había que recurrir a lo que fuera para salir adelante. Así es cómo grabó el primero de seis singles de éxito en Suecia. Era capaz, también, de cantar.

Cuando perdió velocidad y explosividad, retrasó su posición al lateral zurdo. Nacka, no obstante, aguantó nueve temporadas en el Inter, días de fútbol y rosas sin duda, y hasta la Sampdoria y el Palermo lo ficharon después para alargar la experiencia italiana. Fue en la Samp donde su compañero Francesco Morini descubrió que Nacka escondía una pequeña botella de whisky en el banderín de córner y que tomaba un trago disimulando atarse las botas cuando iba a lanzar un córner. Tremendo pero cierto. Y en Palermo tuvo problemas de racismo por unas declaraciones poco claras sobre el color de la piel de los lugareños.

De regreso a Suecia, y tras sobrevivir con su familia a un accidente de tráfico camino de Florencia, Skoglund no encontró la paz en el Hammarby, donde seguía siendo un ídolo, más tras un gol olímpico al Karlstad.

Alcoholizado, arruinado, separado y con su familia en Italia, todo fue una agonía. Se le retiró el carné de conducir, trabajó como vendedor de alfombras, pidió dinero a todos sus conocidos… Su madre era su único consuelo. Trató de rehacer su vida con una mujer más joven, pero incumplió su promesa de dejar de beber y le dejó. Se intentó suicidar en 1974 y lo consiguió en 1975 abriendo la llave del gas de su modesto apartamento. Hubo indicios de que, en el último suspiro, trató de llegar a la puerta principal. Sin éxito. Moría a los 45 años.