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Champions League, Barcelona-Inter: Luis Suárez se disfrazó de Messi (2-1)

Fermín de la Calle

Actualizado 02/10/2019 a las 21:47 GMT

Un golazo del charrúa de volea y otro tras pase de Messi permiten a los azulgrana rescatar un partido en el que el Inter mereció irse al descanso goleando. Ter Stegen salvó a los culés en la primera mitad y la salida de Vidal fue clave para remontar el partido.

Luis Suárez gol Barça Inter

Fuente de la imagen: Getty Images

FICHA

BARCELONA: Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Lenglet, Semedo; Busquets (Vidal 45'), Arthur, De Jong; Messi, Griezmann (Dembelé 65') y Luis Suárez.
INTER: Handanovic; Godín, de Vrij, Skriniar; Candreva, Barella, Brozovic, Sensi, Asamoah; Lautaro y Alexis (Politano 75').
Árbitro: Damir Skomina, de Eslovenia. Amonestó a Barella, Griezmann, Piqué, Vidal, Conte,
GOLES. 0-1 (2') Lautaro. 01- (57') Luis Suárez. 2-1 (84') Luis Suárez.

PROTAGONISTAS

LUIS SUÁREZ. Un futbolista que juega desquiciado en la Champions, una competición que opera en él una suerte de efecto kryptonita. El charrúa se enreda en riñas insustanciales que muchas veces terminan por sacarle del partido. Está lento y pesado, siendo elegantes, y eso embarra el brillo que se le adivinaba en un jugador más superlativo de lo que su carácter le permite demostrar. Su gol en el empate fue una obra de arte. El segundo, del nueve y medio que ha sido siempre. Gran maniobra y mejor definición.
LAUTARO. Vertical, canchero, directo... La antítesis de este Suárez perezoso. El argentino ha encajado a la perfección en la pizarra de Conte, con ese juego afilado y esa aparición en los espacios madrugando la llegada a Piqué y a Lenglet, una vez más blando en el contacto. Descargó bien, eligió siempre la mejor solución y se quedó con las ganas de marcar un par de goles más.
VIDAL. Puso en el campo lo que le faltaba al Barça. Nervio, sangre, energía. Tensó el juego del equipo en ataque y sobre todo en defensa. Fue el primero en presionar tras pérdida, el más áspero en la recuperación, el más metido en el partido. La transfusión que necesitaba este Barça.

NUDO

El fútbol asociativo de Barcelona, seña de identidad que ha llevado a los azulgranas a las más altas cotas, no tiene sentido cuando se interpreta andando. Cuando sus jugadores tejen paredes horizontales sin agresividad y ningún futbolista busca los espacios a la espalda de la defensa para hacer más profundo el campo, la posesión deja de ser un arma de seducción y termina aburriendo. Si encima está enfrente el Inter de Conte, con tres centrales y ocupando la medular con cinco jugadores, entonces los espacios desaparecen y el Barça se diluye con el balón en los pies y su ritmo decadente.
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Suárez celebra uno de los goles.

Fuente de la imagen: Getty Images

Sumen a eso que a los dos minutos Lautaro Martínez exhibió su lado más canchero cuerpeando a un blandito Lenglet en un mano a mano y batiendo a Ter Stegen con un zurdazo. Toda la verticalidad que se echaba en falta en los azulgrana se adivinaba en los italianos, que abrían el campo hasta mancharse las botas de cal para salir de la presión azulgrana por las orillas y acelerar el juego a medida que se alejaban de su área. Diagonales a la espalda de los laterales, balones rápidos entre líneas, pelotas tensas, pierna dura en los balones divididos... Un equipo trabajado en la pizarra con un idea determinada de juego que dio cuatro zarpazos dignos de acabar en gol, incluido un tanto bien anulado al veterano Candreva y una parada colosal de Ter Stegen a un testarazo de Lautaro.
Enfrente un Barça soporífero que jugaba al trote de Arthur, con un De Jong aún intrascendente, con Messi fuera del rádar acostado a la derecha, un Griezmann insignificante y el habitual Luis Suárez desquiciado de la Champions. El uruguayo presentaba unas cifras goleadoras en la Copa de Europa indignas para un delantero del Barcelona, de cualquier época o naturaleza. Cuatro años sin marcar fuera del Camp Nou y dos pírricos goles en las dos últimas temporadas en esta competición. Números más propios de un lateral derecho que de un 9.
Al descanso, la mejor noticia para los azulgrana era que solo perdían por un gol. El Inter le había dado un repaso táctico, futbolístico y, sobre todo, en actitud. Los italianos mostraban chispa, el colmillo afilado y fe en su propuesta. El Barcelona deambulaba narcotizado por ese fútbol quejumbroso que suma pases intrascendentes y produce bostezos en la grada y en sus futbolistas. Ni siquiera cuando perdía la pelota mostraba su tradicional agresividad para recuperarla con la reconocible presión tras pérdida.
Valverde inyectó energía a su equipo supliendo a Busquets por Vidal, jugador intenso y guerrillero como pocos. El partido se trasladó al balcón del área del Inter, que ya no llegaba arriba con la misma intensidad. Y en una de esas un balón cruzado al borde del área fue voleado de manera majestuosa por Suárez sin dejarla botar. Un golazo que maquillaba el atasco culé y permitía al charrúa ajustar alguna cuenta pendiente con la grada, que le había dedicado algún pito antes de marcar un tanto descomunal.
Txingurri siguió interprentado bien el partido y retiró al sospechoso Griezmann para revolucionar el choque con el fulgurante Dembelé. Restaban veinte minutos para la conclusión y el Inter había convertido su organizado planteamiento en un amontonamiento de jugadores en las inmediaciones del área. Goteaban los minutos con el Barça tratando de descifrar el jeroglífico interista. El empate premiaba, o castigaba, por igual los merecimientos de ambos. Perdonó el Inter a un Barça ramplón. Y lo terminó pagando cuando en el minuto 85 una jugada de Leo terminó en los pies de Suárez, que se habilitó el espacio con una buena maniobra y batió en el cara a cara a Handanovic. Luis Suárez, ese delantero desesperante en ocasiones, rescató a un Barça en una victoria especialmente celebrada por el siempre discreto Valverde, quien fue capaz de inclinar la pizarra a su favor. Ganó el Barça en la noche que Suárez se disfrazó de Messi.

MOMENTOS

Minuto 2. Un balón rebotado en la medular termina citando en carrera a Lautaro con Lenglet, que se muestra blandito en el cuerpeo y permite rematar al argentino, que bate con un disparo cruzado a Ter Stegen.
Minuto 57. Tremendo zapatazo de Suárez sin dejarla caer que entra como un obús a la izquierda de Handanovic. Un gol espectacular que rescataba a un Barcelona inofensivo con un Messi convaleciente y un Griezmann insustancial.
Minuto 84. Messi sortea a varios jugadores antes de servir a Suárez, que controla y bate a Handanovic con suficiencia. Gol de categoría del uruguayo para desatascar un partido muy complicado para los azulgrana.
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