Bielsa inicio y fin de Pep

Once horas de asado. Así lo relató en su día en 'El País' el cinesata David Trueba, amigo personal de Guardiola y su acompañante en la gira argentina del técnico, que además de reunirse con Bielsa también intercambió experiencias con Luis Menotti y Ricardo La Volpe. Pero la cita con el 'Loco' fue la más peculiar de todas, así como la más extensa.

En una conversación infinita que tocó todos los palos posibles dentro del mundo del fútbol, Guardiola se puso el disfraz de aprendiz de un oficio, pero de aprendiz preguntón. Allí discutieron sobre su pasión común, tácticas y estrategias, durante once horas.

El propio Trueba quiso remarcar un breve diálogo de aquella larga charla. "¿Por qué usted, que conoce toda la basura que rodea al mundo de fútbol, el alto grado de deshonestidad de cierta gente, aún quiere volver ahí, y meterse además a entrenar? ¿Tanto le gusta la sangre?", preguntó el 'Loco'. "Necesito esa sangre", replicó Pep al instante.

Ahora ha perdido esa misma sangre, pero confía en haber guardado unas gotas para buscar el asalto de su último título, el décimo cuarto en cuatro temporadas, de diecinueve posibles. En el global de la estadística apenas importará un título más o menos, pero Guardiola no es un entrenador de estadísticas, sino de momentos. Y en el momento de su segunda despedida del club de sus sueños tendrá a Bielsa enfrente.

El mismo que le motivó su filosofía de no dar entrevistas personales compartirá sala en su última rueda de prensa como técnico azulgrana. Eso será después de haberle disputado su última final (por ahora). Ambos tratarán de ganar, pero en cuando el árbitro señale el pitido final volverán a ser dos colegas. Y probablemente no tarden demasiado en compartir otro asado, quizá esta vez en casa de Pep.