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El año que fuimos campeonas del mundo y Rubiales lo enturbió todo

David Orenes

Actualizado 30/12/2023 a las 17:36 GMT

¿De qué te acuerdas más? ¿Del gol de Olga Carmona en la final? ¿De Ivana Andrés levantando el título de campeonas del mundo? ¿O de Rubiales agarrándose los testículos en el palco y después propinando un beso en los labios a Jenni Hermoso? ¿De su "no me voy" mientras sus entrenadores le aplaudían, de su "¿un piquito?" o de las jugadoras siendo obligadas a asistir a una convocatoria bajo amenaza?

Ivana Andrés levanta el trofeo de campeonas

Fuente de la imagen: Getty Images

2023 será recordado por el año en el que la Selección española femenina de fútbol se proclamó campeona del mundo, pero sobre todo por los denigrantes acontecimientos que sucedieron después y que dejaron al fútbol patrio y a nuestras organizaciones en evidencia.
Rubiales enturbió el éxito del Mundial, pero los problemas venían de lejos. Desde el momento en el que 15 futbolistas, entre ellas pilares fundamentales de la Selección y figuras internacionales, se rebelaron contra un sistema atrasado y acabado. El presidente de la Real Federación Española de fútbol, en lugar de escucharlas, las expuso mediáticamente y las trató de "chantajistas". Filtraron sus peticiones y respaldó con más fuerza que nunca a Jorge Vilda. Disputaron amistosos con jóvenes debutantes. Algunas recularon a cambio de promesas, como una Aitana Bonmatí que venía de ser la MVP de la Champions y que acabó siendo la MVP del Mundial. Otras, como Patri Guijarro, Mapi León o Sandra Paños, vieron volar sus sueños y sus emolumentos.
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Patri Guijarro y Mapi León tras abandonar la concentración de Oliva

Fuente de la imagen: Getty Images

España acudió al Mundial con ese nubarrón sobre la cabeza. Sin su mejor defensa y su mejor pivote defensivo. Con la mejor futbolista del mundo sin apenas minutos en los últimos 12 meses. Con Jenni Hermoso discutida por haberse marchado a México. Con Tere Abelleira y Esther González, suplentes en el Madrid, siendo titulares. Con una jugadora del filial del Barça entre las convocadas. Con Misa Rodríguez relegada al banquillo en las eliminatorias tras un año siendo indiscutible, sustituida por una portera que había superado una rotura de ligamento cruzado y vivía a la sombra de Sandra Paños. Con una derrota tremebunda ante Japón, un 4-0 que hizo saltar todos los cimientos.
Tras ese varapalo, nadie podía imaginar una reacción tan ejemplar. Pero la hubo. España goleó a Suiza en octavos y rompió una barrera en grandes torneos que empezaba a ser maldita. Aun así, muchas de ellas sentían que lo que habían logrado ya estaba sobre el papel. Estaban cansadas de "hacer historia" cada vez que subían un pequeño escalón. Estaban preparadas para algo más. Por primera vez, el discurso derrotista mutó en uno ambicioso. Si varias de ellas ya se habían coronado campeonas de Champions hasta dos veces... ¿por qué no iban a poder ser campeonas del mundo?
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Salma Paralluelo.

Fuente de la imagen: Getty Images

Los rivales por el título no serían moco de pavo. Países Bajos, por entonces vigente subcampeona mundial. Suecia, vigente subcampeona olímpica y tras el torneo nº1 del ranking FIFA. Inglaterra, vigente campeona de Europa. A las tres las ganó con un juego preciosista no exento de dificultades. Con el billete a semifinales en el bolsillo, la Roja encajó el empate ante las neerlandesas en el 91'. Un golpe que esta vez no les iba a minar: en el 111', una joven de 19 años marcó el gol que supondría un punto de inflexión. No era un gol de oro, pero como si lo fuera. Salma Paralluelo hizo que un equipo atormentado por su pasado creyera de verdad en sí mismo.
Casi idéntico fue el guion ante Suecia, aunque con más picante final: Salma volvía a ser la heroína en el 82', pero en el 88' empataba Blomqvist y parecía despertar a los fantasmas. Los ahuyentó todos Olga Carmona con un zapatazo que pegó en el larguero y descolocó a la mejor portera del torneo solo un minuto después. La sevillana, que sin saberlo sufrió la pérdida de su padre los días previos a la final, y que parecía haber perdido la titularidad en detrimento de Oihane Hernández (con Ona Batlle cambiada de banda), terminó siendo la llave de la gloria de España. Suyo fue también el gol de la final, que celebró emocionada, dedicándoselo a la madre fallecida de una amiga.
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Olga Carmona (España) dedica su gol ante Inglaterra a Merchi, recientemente fallecida.

Fuente de la imagen: Getty Images

La Selección había destrozado cualquier tipo de expectativa y se había proclamado campeona del mundo. Las destrozó no porque no esperáramos que pudieran hacerlo, pues vivimos desde hace años una época dorada. Más bien lo que no tenía sentido es que España no hubiese conseguido pasar de cuartos de final en ningún torneo desde que Jorge Vilda asumiera el banquillo en 2015. Lo que sí superó fue sus miedos, el bloqueo mental, los conflictos internos, la ausencia de compañeras de renombre, la indiferencia de su presidente, la forma en que fueron minimizadas.
Al final, Cata Coll acabó siendo decisiva. Laia Codina, sin minutos en el Barça, se hizo grande junto a Irene Paredes en los partidos clave. Tere Abelleira se erigió como la mejor pivote del Mundial. Jenni Hermoso disputó el mejor torneo de su carrera, con sus mejores actuaciones ejerciendo de mediapunta. Esther marcó goles, Mariona dio su mejor versión tras un año difícil, Alba Redondo tuvo por fin protagonismo tras años de trabajo sin recompensa. Irene Paredes acabó liberada, y Alexia, fuera de los focos, demostró que una capitana no necesita brazalete.
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Alexia Putellas, Jenni Hermoso e Irene Paredes celebrando la victoria en el Mundial.

Fuente de la imagen: Getty Images

El bochorno llegó en plena celebración, con la euforia por las nubes, con la estrella apenas estampada en la camiseta y todavía sin haber levantado el trofeo. El caso 'Rubiales' empañó la fiesta, primero en Australia y después en la explanada de San Isidro, en Madrid. El último medio año hemos hablado más del ya expresidente de la RFEF que de un logro mayúsculo, sin precedentes. Al menos sirvió para que sus actos, los que firmó en el palco, en el césped en Sídney y después en la Asamblea donde iba a dimitir, se lo llevaran por delante. "Se Acabó", el 'Me Too' del fútbol femenino que traspasó todas las fronteras, estará siempre ligado al primer gran triunfo de unas jugadoras que no dejarán de luchar hasta que puedan disfrutar del fútbol en condiciones de igualdad. En paz.
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