El anuncio de Torres: La decisión más difícil en el peor momento y en el lugar menos adecuado

No por esperado deja de ser un jarro de agua fría para los aficionados del Atlético. El anuncio del adiós de Torres al equipo de sus amores seguramente no pille de sorpresa a la mayoría de los aficionados atléticos, los mismos que quizá piensen (como el que escribe estas líneas) que Fernando merecía una despedida distinta. Cierto es que aún no se ha ido, pero también que es una despedida en toda regla.

Vaya por delante que en mi opinión ni ha sido el momento más oportuno ni el lugar más indicado para anunciar algo de tanta importancia. Primero por el tempo, ya que el Atlético se juega su pase a las semifinales de la Europa League en unas horas y precisamente esa es la competición a la que el Niño se aferra para poder cumplir su sueño de retirarse con un título como rojiblanco.

También por el escenario, ya que un acto publicitario no parece el mejor lugar para anunciar a los miles de fieles rojiblancos algo que no por esperado no se desea oír. Uno cuando piensa en el adiós de los más grandes, de aquellos que han llorado por unos colores, esos que se han dejado todo en el campo y que llevan el escudo cosido al pecho y dejado huella imborrable en el aficionado, se imagina que este anuncio se produciría en un magnífico escenario, junto a todos los compañeros y arropado por otras leyendas de su equipo. Pero eso no ha sucedido, ya que como reconoció el propio Torres en ese acto publicitario ni Simeone, ni sus compañeros, ni el cuerpo técnico del Atlético conocía que iba a producirse. Solo el propietario (¿Cerezo, Gil Marín?) lo sabía.

Qué gran lugar hubiera sido el Calderón, ese mismo templo que abrió sus puertas una fría mañana de enero para llenar sus gradas en el retorno de su ídolo. Hubiera sido doloroso, sí, pero quizá dejando un poso distinto. Es totalmente comprensible la decisión de Fernando Torres. Uno puede suponer el dolor que puede producirle a un rojiblanco de los pies a la cabeza no gozar de unos minutos en el Bernabéu sabiendo que van a ser los últimos y no dejar su huella en el estadio del mayor rival, justo ese que sin saberlo quizá haya precipitado este anuncio.

Probablemente hace tiempo que el Niño dejó de sentirse importante en el campo y eso no debe ser fácil para alguien que ha conquistado tantos títulos y tan importantes. Pero el paso del tiempo no perdona a nadie, ni siquiera a los más grandes (y Torres lo es), y esta temporada pese a haber jugado en 34 de los 48 partidos oficiales, su contribución se había reducido a la mínima expresión, siendo el jugador que menos minutos ha disputado de la plantilla (si obviamos a Costa y Vitolo, llegados en enero, o a los Augusto, Gaitán o Vietto que se fueron en el mercado invernal).

Pero la vida sigue y la pregunta que se hace alguien quizá menos sentimental/nostálgico y más purista es cómo se pronunciará la afición en el próximo encuentro en el Metropolitano. Habrá que ver cuál es el runrún en ese próximo domingo, 15 de abril, a las 16:15 ante el Levante.

La división Torristas-Cholistas se ha ido fraguando a lo largo de los últimos meses aunque siempre ha permanecido en segundo plano, como anestesiada, a la espera de algo como este anuncio para ponerse de relieve. Y eso que durante todo este tiempo se ha intentado que existiera una comunión perfecta y evitar así repetir ejemplos recientes como los del vecino en el adiós de Casillas, por poner un ejemplo. Precisamente lo que pide Torres que asegura que dará su último aliento hasta el último minuto que vista la rojiblanca y que pide unidad. Por el bien del Atleti, que así sea y ojalá que Torres pueda decir adiós con el título ansiado y en una despedida distinta: en el Calderón, junto a Simeone, los capitanes, sus compañeros y toda la afición. Sea.