Eliteserien 2020: Sandefjord, el reducto español en tierras balleneras

A 120 kilómetros al sur de Oslo se encuentra la ciudad de Sandefjord, cuna del único museo de Europa dedicado al mundo de la cultura ballenera, que luce tanto en el escudo de la ciudad como en el del Sandefjord. El equipo que desde este 16 de junio comenzará su octava temporada en la Eliteserien, la máxima categoría del fútbol noruego, puso el destino de su identidad como club, de sólo 21 años, en las manos de Martí Cifuentes. El técnico de Sant Cugat del Vallès intenta desde 2018 poner un sello contracultural basado en el juego de posición en una liga muy marcada por el factor físico, y la permanencia aparece en el horizonte como el mayor premio posible para seguir dando pasos hacia adelante.

Hace poco más de dos años, Cifuentes cambió el banquillo del AIK sueco, donde ejercía como técnico asistente, para afrontar su primera aventura en solitario como primer entrenador lejos de España. Con el equipo sumido en una racha horrible de resultados que lo terminó condenando a la 1. divisjon (segunda categoría). En Sandefjord se encontraba ya el centrocampista Enric Vallès, canterano del Barcelona que hizo carrera en Países Bajos, Inglaterra, la Segunda B española e incluso EE. UU. Su concepción del fútbol forjado en La Masia suponía un gran primer paso para empezar a desarrollar esa filosofía, para la que seguían haciendo falta refuerzos.

El mismo verano en el que Martí Cifuentes desembarcó en Sandefjord llegaron también los fichajes del central andorrano Marc Vales y del mediapunta Rufo. Vales ya había trabajado con Cifuentes durante sus etapas en España y lo repescó del fútbol finlandés, donde estaba enrolado en las filas del SJK. Rufo, canterano del Espanyol, aún no había salido del país, pero fue convencido para convertirse en otra pieza más de la columna vertebral del nuevo Sandefjord que estaba conformándose. Con un central, un centrocampista posicional y un mediapunta para romper entre líneas las rocosas defensas nórdicas, la base del proyecto de Cifuentes estaba en marcha y los resultados empezaron a llegar, pero no fue suficiente para evitar el descenso dada la mala situación clasificatoria en la que se encontró al equipo.

El año siguiente fue un purgatorio en el infierno de la segunda división noruega, pero el Sandefjord empezó a imponer su estilo, consiguiendo la segunda plaza sólo superado por un intratable Aalesund. Los problemas económicos ya empezaron a notarse, obligando a desprenderse de varios futbolistas durante la temporada, pero eso no fue óbice para que el estilo de los guttane se reconociera por todos los campos noruegos. De cara a este nuevo curso, Vales declaró recientemente al Diari d'Andorra que "la ilusión es máxima, aunque sabemos que será complicado porque faltan fichajes, pero estamos ilusionados y con ganas".

De cara a la temporada 2020, el Sandefjord intentará que la atención de los poco más de 63 000 habitantes de la ciudad sureña vuelva a estar puesta en el fútbol antes que en el balonmano, disciplina en la que sí han disfrutado de un equipo puntero. Con problemas en la defensa que tendrán ya que ser corregidos sobre la marcha de la Eliteserien, y echando de menos el caudal goleador de Pontus Engblom, clave en el ascenso, el orgullo ballenero del Sandefjord tendrá de nuevo un marcado acento español.