España-Holanda: Mariona Caldentey, el reflejo del nuevo estatus (18:15)

Ha pasado un año y medio desde la decepcionante eliminación de la Selección en cuartos de final frente a Austria, un rival a priori inferior que apenas fue inquietado por Hermoso, Maripaz y compañía y que se llevó la victoria en una fatídica tanda de penaltis. En ese mismo torneo, Holanda sorprendía con un juego eléctrico y efectivo que le acabó llevando hacia el primer título de su historia. Este miércoles, en la Copa Algarve, España se enfrenta al vigente campeón continental con la sensación de haber reducido claramente las distancias, si es que las hubo alguna vez.

Porque mientras que el combinado nacional arrasó en la fase de clasificación, la Oranje sufrió más de lo esperado para asegurar su participación en la Copa del Mundo, hasta el punto de disputar una repesca que finalmente superó con claridad (4-1 global a Suiza). “Es una selección muy peligrosa. Sobre todo arriba, que tiene gente diferencial. Son ofensivas, tienen muy buenas condiciones. No creo que hayan dado un paso atrás, quizás bajaron el nivel porque eran partidos menos importantes que los de la Euro o ahora el Mundial. Eso sí, nosotras estamos haciendo las cosas bien y cada vez nos vamos acercando más a esas selecciones que son potencial mundial. Podemos competir contra las más grandes”.

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Son las palabras de Mariona Caldentey (Felanich, 1996), una de las futbolistas que sufrió en sus carnes la caída en la Eurocopa y que ha crecido, como toda la Selección, en los últimos 17 meses. “Cada día somos mejor equipo. Desde que llegó Jorge se cambiaron ciertos aspectos del juego y rutinas de entrenamiento que ha necesitado un tiempo de adaptación. Ese rodaje ahora lo tenemos, y sobre todo tenemos en la cabeza ser más verticales para crear más ocasiones de gol”, nos cuenta desde el hotel de concentración en Algarve.

Vilda sorprendió en el primer partido de aquella Eurocopa alineando como titular a Mariona, quien tan solo unos meses antes capitaneaba a la sub-20 en el Mundial de Papúa Nueva Guinea. A la velocidad del relámpago se hizo un hueco en el once del Barça y de la Selección en el que se trataba de su primer torneo oficial absoluto. También fue titular en el choque de cuartos ante Austria, siendo sustituida por Olga García en el minuto 56.

“Estaba muy contenta de haber podido jugar mi primer torneo a nivel absoluto y encima teniendo minutos, pero las sensaciones no terminaron de ser buenas, esa mala suerte de cara a gol nos pasó factura… Lo bueno del fútbol es que pasa rápido y ahora tenemos otras oportunidades para seguir creciendo e intentar que lo de la Euro no se repita en el Mundial”. El acierto de cara a puerta es sin duda la asignatura pendiente de la Roja cuando se enfrenta a rivales de mayor categoría, si bien Holanda sufrió en sus carnes la pegada española en su último enfrentamiento: un 2-0 a principios de 2018 con goles de Alexia Putellas y Gemma Gili, ambas compañeras de Mariona.

Una victoria de este calibre, ante la campeona de Europa, sirve como punto de inflexión. “Cuando ganas ante selecciones de este tipo tiene que servir como refuerzo positivo. Es verdad que son amistosos, no es lo mismo que un partido de competición, pero nos debe servir para dar un golpe sobre la mesa y conseguir algo bonito”.

Brillar en la campaña previa a un Mundial es vital para asegurar la presencia en la lista definitiva, algo que todas las jugadoras seleccionables no pueden quitarse de la cabeza. La atacante balear, que se perdió gran parte de la temporada pasada por una grave lesión, ha sufrido varios traspiés en el presente curso, desde unas molestias que le obligaron a abandonar una concentración de la Roja a finales de agosto a una lesión en el recto anterior del muslo izquierdo que le impidió jugar el decisivo choque de la primera vuelta ante el Atlético de Madrid. Las lesiones le han hecho ausentarse en hasta ocho partidos de Liga Iberdrola.

“Para cualquier deportista es un tema que no puedes controlar. Sí que es cierto que está en mi mano cuidarme al máximo y hacer lo posible porque esté todo de cara, pero no se puede ir con miedo. Son cosas que sí tienen que pasar, pasarán. Ojalá no pase ningún contratiempo”, afirma con una sonrisa. Pese a los baches, acrecentados por el repentino fallecimiento de su padre a principios de noviembre, es una de las futbolistas más destacadas del Barça con siete goles anotados, los mismos que Lieke Martens. “Es cierto que a medida que los objetivos del grupo no se cumplen no se puede decir que vaya perfecto, porque estás luchando por algo y hemos fallado en algunos partidos. Pero yo me encuentro muy bien, jugando muchos minutos, ganándome la confianza del entrenador y las compañeras. Y marcando goles, al final jugar arriba tiene esa exigencia. Ojalá mantener el nivel durante muchos meses”.

Los meses que quedan para poder ver su nombre en la lista definitiva, en el que sería el primer Mundial de su carrera. “Sería algo muy ilusionante. Un Mundial es el mayor escaparate, y encima en Francia estará todo muy bien preparado, habrá un ambientazo de fútbol… Trabajo para poder estar allí”, nos cuenta.

Antes, liderará a España en el objetivo de lograr su segundo título en la Copa Algarve, torneo que ya ganó en 2017 (el primero en el palmarés histórico de la absoluta femenina) y que espera encaminar con una victoria ante la Holanda de Lieke Martens, compañera de Mariona en el Barça y nombrada mejor jugadora del mundo hace dos temporadas. Sus números y su escaso protagonismo en partidos importantes como en la semifinal de Copa ante el Atlético han provocado ciertas críticas hacia la crack del Barcelona, la cara más visible del equipo a nivel internacional.

En esta segunda temporada está más cómoda, más integrada. Ya conoce nuestra Liga, el club... Tiene algo diferente. Es evidente que las exigencias con una jugadora de su nivel son mucho mayores, pero como compañeras no estamos para criticar. Creo que nos da muchísimo y tenemos que ayudarla para que nos siga aportando esas cositas que nos solucionan partidos”, asegura Mariona, que en el campo la verá como una rival más junto a sus ocho compañeras culés.